Si en alguna ocasión entras en un gimnasio y ves a la gente caminando hacia atrás, no pienses que han perdido la cabeza, o simplemente se trata de imitadores del popular baile de Michael Jackson de los años 80. 

En realidad, esta práctica, conocida habitualmente con el nombre de retro-walking, se ha vuelto bastante popular de un tiempo a esta parte.

Las razones para llevarla a cabo tienen con frecuencia una explicación física, pero también mental. Pero el retro-walking no consiste únicamente en andar hacia atrás, como puede parecer en un primer momento, sino que hay algunas consideraciones que conviene tener en cuenta antes de ponerse manos a la obra. En este artículo te detallamos cuáles son. 

¿Qué es el retro-walking?

Es bastante común encontrarse con nombres ingleses para definir prácticas deportivas que, en gran medida gracias a las redes sociales, ganan cada día seguidores. Es el caso del retro-walking, un ejercicio que se basa en caminar hacia atrás. Sus beneficios para la salud son fáciles de entender. En primer lugar, está comprobado que hacerlo ayuda a perder peso. 

Pero si algo caracteriza esta forma de hacer gimnasia, es que gracias a ella puedes trabajar diferentes grupos musculares, distintos a los que usas al caminar hacia adelante. Por ejemplo, con el retro-walking puedes fortalecer los músculos de las piernas, especialmente los cuádriceps, los glúteos y los músculos de la pantorrilla, algo fundamental tras algunas lesiones.

Esto último se debe a que el retro-walking tiene un impacto menor en las articulaciones en comparación con correr o caminar con normalidad, ya que reduce la carga sobre las rodillas y los tobillos. Esto lo hace una opción de ejercicio más suave para aquellos con problemas articulares o dificultades de movilidad. 

Además, lo más curioso del asunto es que, según algunos expertos, también permite mejorar las capacidades de equilibrio y fortalecer la coordinación, así como mejorar la función cognitiva. La explicación es comprensible: al ser algo poco habitual, por así decirlo, requiere una mayor concentración por parte del cerebro, haciendo que este de alguna manera se exija. 

Cuidado a la hora de practicar el retro-walking

Teniendo en cuenta todo lo anterior, puede dar la impresión de que practicar el retro-walking es tan sencillo como caminar de espaldas, y cualquiera puede hacerlo. Entonces, ¿por qué no se va a más gente haciéndolo por la calle cuando sale a correr? Para empezar, hay que tener en cuenta los riesgos que puede suponer esta forma atípica de caminar. 

Obviamente, para hacerlo es importante buscar entornos controlados, sin pendientes u obstáculos que puedan suponer un peligro. Por eso es más común que la gente añada el retro-walking a sus rutinas dentro del gimnasio (incluso en las cintas de correr) que fuera de ellos. 

¿Significa esto que no puedes practicar el retro walking en sitios abiertos? En absoluto, simplemente hay que vigilar previamente el recorrido, para no llevarte ningún susto. Además, suele aconsejarse ponerlo en práctica poco a poco, de forma progresiva, y alternarlo con las carreras o caminatas normales.