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Noruega nos enseña cómo será el futuro cuando todos tengamos un coche eléctrico, y no todo es bueno

Noruega nos enseña cómo será el futuro cuando todos tengamos un coche eléctrico, y no todo es bueno
Foto del redactor Carolina González ValenzuelaFoto del redactor Carolina González Valenzuela

Redactora de Tecnología

Noruega se ha convertido en el foco de atención mundial gracias a su integración efectiva de los vehículos eléctricos. Sin embargo y pese a sus innegables beneficios, siempre hay alguna que otra desventaja.

Noruega lidera la adopción de vehículos eléctricos (EV), con la mayor proporción de compras de nuevos EV en todo el mundo. Tal y como informa The New York Times, el año pasado, el 80% de las ventas de coches nuevos en Noruega fueron eléctricos, lo que colocó al país a la vanguardia del cambio. 

Para 2023, se espera que todos los taxis estén libres de emisiones y el sistema inalámbrico ayudará a respaldar este objetivo. Además de esto, Noruega está en camino de alcanzar su objetivo principal de que todos los coches nuevos vendidos sean de cero emisiones, lo que significa que funcionan con batería eléctrica o hidrógeno, para 2025.

El beneficio clave para los propietarios de vehículos eléctricos sigue siendo el impuesto verde sobre la compra —sin impuestos de compra o importación—, el arrendamiento —sin IVA en los vehículos eléctricos alquilados— y la propiedad de vehículos eléctricos —sin impuestos de circulación, impuestos reducidos sobre vehículos de empresa—.

"Comprar un coche eléctrico nuevo cuesta más o menos lo mismo que comprar un buen coche de gasolina o diésel ahora", dice Christiana Bu, secretaria general de Norsk elbilforening, la Asociación Noruega de Vehículos Eléctricos. Además, esto no tiene en cuenta los ahorros en costos de funcionamiento más bajos, así como los costos de "combustible" más baratos por kilómetro.

Fuente: Norwegian Electric Vehicle Association.
Fuente: Norwegian Electric Vehicle Association.

Todo son ventajas para el EV hasta que entran en juego algunos problemas

Además de implementar incentivos para vehículos eléctricos, Noruega también ha invertido en una infraestructura de carga de primera para respaldar la transición a vehículos más sostenibles. 

Para poner las cosas en perspectiva, mientras que la población de Noruega representa aproximadamente el 1% de la Unión Europea, los puntos de carga públicos del país equivalen en número a casi el 8% de los cargadores públicos de la UE.

Noruega

La experiencia de Noruega sugiere que los vehículos eléctricos brindan beneficios sin las terribles consecuencias que algunos críticos comentan. Por otro lado, su posición puntera también ha convertido a este país en un punto de observación para descubrir qué podría significar la revolución de los vehículos eléctricos para el medio ambiente, los trabajadores y la vida en general y claro, hay problemas.

Aquí se incluyen cargadores poco confiables y largas esperas durante los períodos de alta demanda. Los concesionarios y minoristas de automóviles han tenido que adaptarse. El cambio ha dado la vuelta la industria automotriz, convirtiendo a Tesla en la marca más vendida y marginando a fabricantes de automóviles top en el país como Renault y Fiat.

Sin embargo, existe una problemática aún mayor: la emisión de partículas microscópicas al aire debido a la abrasión de los neumáticos. "En realidad, son mucho más pesados que los autos con motor de combustión interna, y eso significa que están causando más abrasión”, explica Tobias Wolf, ingeniero jefe de calidad del aire de Oslo.

Por otro lado y pese a que para 2015 Noruega ya tenía 10.000 estaciones de carga y aunque esto ha ido aumentado exponencialmente desde entonces, los habitantes aún se quejan de que no son suficientes.

Los propietarios de vehículos eléctricos tienden a pasar más tiempo en Circle K porque la carga lleva más tiempo que llenar un tanque de gasolina. Fuente: David B. Torch para The New York Times.
Los propietarios de vehículos eléctricos tienden a pasar más tiempo en Circle K porque la carga lleva más tiempo que llenar un tanque de gasolina. Fuente: David B. Torch para The New York Times.

Sirin Hellvin Stav, vicealcaldesa de Medio Ambiente y Transporte de Oslo, dijo en un evento que la ciudad quiere instalar más cargadores públicos pero también reducir la cantidad de automóviles en un tercio para hacer las calles más seguras y liberar espacio para caminar y andar en bicicleta.

"Lo vemos como una oportunidad", dijo Hakon Stiksrud, jefe de movilidad eléctrica global de Circle K, sobre los vehículos eléctricos y sus futuras mejoras. "Pero si no somos capaces de aprovechar esas oportunidades, rápidamente se convierte en una amenaza", añade.

Pese a todo esto, solo se puede afirmar que el aire en Oslo —la capital de Noruega— es más limpio. La ciudad también es más tranquila ya que los vehículos de gasolina y diésel más ruidosos se están dejando a un lado. Las emisiones de gases de efecto invernadero en la capital han caído un 30% desde 2009, pero no ha habido desempleo masivo entre los trabajadores de las gasolineras y la red eléctrica no ha colapsado.

Oslo ha sido un centro de pruebas de vehículos eléctricos para el resto de Noruega, y la propia Noruega ha sido una historia de éxito para el resto de Europa y el mundo, aunque como siempre con sus pros y contras.

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Redactora de Tecnología, especializada en inteligencia artificial y ciberseguridad.

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