Una de las cosas que implica mi trabajo analizando móviles es usarlos como móvil personal entre 7 y 15 días para poner a prueba su autonomía, su rendimiento fotográfico o encontrar posibles fallos que solo se detectan con el uso diario del smartphone. La inmensa mayoría de esos móviles son Android y ya conté cómo cambiar de móvil en poco más de media hora.

Sin embargo, cuando viajo por trabajo para asistir a la presentación de algún producto, dejo el móvil Android de turno en casa y lo cambio por un iPhone 14 Pro Max. ¿Por qué este cambio? Por sus cámaras…y por viajar ligero de equipaje.

Siempre he sido un firme defensor de la cámara de fotos frente al smartphone para hacer fotos. Sin embargo, la cámara principal del iPhone y, sobre todo, su calidad de vídeo, han hecho que ya no me merezca la pena cargar con más de 1 kilo extra de peso en equipamiento fotográfico.

¡Solo es 1 kilo! Pensarán algunos. Pero cuando tienes que compactar ese equipo, ropa para un par de días y un portátil de 14 pulgadas en una maleta de cabina que tienes que ir arrastrando por aeropuertos, transfers y eventos, cada gramo es oro. Y eso que el iPhone 14 Pro Max no es ni el más ligero ni el más compacto de los móviles.

No es por el sensor, es por lo que se hace con él

A muchos les sorprenderá que, probando algunos de los mejores móviles Android del mercado, como el Galaxy S23 Ultra, los Xiaomi 13 Series o el OnePlus 11 5G, por mencionar algunos ejemplos, decida cambiar de móvil cuando viajo.

Cualquiera de estos móviles ofrece un rendimiento fotográfico excelente y montan sensores de hasta 1” que, sobre el papel, rinden mejor que cualquiera de los del iPhone.

No obstante, aunque en el apartado fotográfico cualquiera de los móviles que he citado pueden ser superiores al iPhone –y de hecho, en algunos aspectos lo son—, en el apartado de vídeo el iPhone 14 Pro Max juega en otra liga.

La estabilización del sensor de 48 Mpx de la cámara principal, la nitidez extrema, la grabación en 4K a 60 fps y HDR o la grabación con el códec ProRes de Apple son argumentos sólidos para cualquier creador de vídeo…y, si has visitado el canal de ComputerHoy en YouTube, sabrás que eso forma parte de mi trabajo analizando dispositivos.

Android funciona con Mac, pero con iPhone todo fluye

Otro de los motivos por los que he cambiado mi equipo de grabación de vídeo habitual durante los viajes de trabajo es por el flujo de trabajo.

Aquí me encuentro con dos problemas. El primero es la falta de puertos físicos del MacBook Pro con M1 de 2020 que utilizo para trabajar. Sobre todo se deja notar la ausencia de un lector para tarjetas SD, como el que recuperó el MacBook Pro de 14” de 2021.

La falta de conectores del MacBook Pro de 2020 y la fricción de MacOS con otros sistemas operativos, hace que usar un móvil Android con un Mac, aunque son perfectamente compatibles, no siempre resulta la opción más ágil y productiva.

En cambio, la integración de los iPhone con MacOS es fluye como mantequilla sobre una tostada caliente. Las fotos y vídeos pueden transferirse sin cables por Airdrop y al editar los vídeos grabados con el iPhone desde Final Cut Pro, se aplican mejoras automáticas en el procesado del audio y el color, así como en el tiempo empleado en la renderización del vídeo.

Hace algunas semanas, precisamente durante un viaje, un compañero del sector me preguntaba: “¿Rubén, tú con qué te encuentras más cómodo, con Android o con iOS?” Mi respuesta fue: “Con los dos, Carlos, de Android me quedo la versatilidad y la libertad de uso en el día a día, pero déjame el iPhone 14 Pro Max para grabar vídeo y subirlo a las redes sociales”, sobre todo, si trabajas con un Mac.

Por qué renunciar a nada, si puedes tener lo mejor de los dos sistemas. ¿Y tú, eres de Android o te gusta ir mordiendo manzanas?