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España esconde gas para varias décadas que no puede explotar pero lo compra a países que usan el fracking

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Foto del redactor Carolina González ValenzuelaFoto del redactor Carolina González Valenzuela

Redactora de Tecnología

El avance de la guerra entre Rusia y Ucrania continúa perjudicando el futuro abastecimiento de gas y otros recursos a Europa y casi todo el mundo. La reservas de gas en el subsuelo español hacen tambalear nuestros principios medio ambientales, aunque, por el momento, seguiremos importándolo.

Con la invasión de Rusia a Ucrania, la escasez de gas natural ha hecho temblar los cimientos del abastecimiento de energía en España, Europa y casi todo el mundo. Las sanciones de la UE, necesarias por un lado, están provocando el corte de suministro de gas ruso a gran cantidad de países.

Es por todo esto que muchos ya están ideando nuevas alternativas. Alemania, por ejemplo, se plantea volver con más fuerza al carbón y hoy mismo hemos podido saber que activa el segundo nivel de emergencia ante la escasez. En cuanto a España, surge un gran problema y es que, según ya hemos podido saber, el fracking resolvería todos nuestros problemas para una muy larga temporada.

Hagamos un pequeño recordatorio y expliquemos en qué consiste esta técnica. El fracking es el proceso de perforación de la tierra antes de dirigir una mezcla de agua a alta presión hacia la roca para liberar el gas de su interior. El agua, la arena y los productos químicos se inyectan en la roca a alta presión, lo que permite que el gas se dirija hacia la cabeza del pozo.

Y es que, al parecer en el subsuelo de España y ya desde 2014, cuando se analizó la cantidad de gas de la que disponíamos, se estimó una cantidad suficiente (30 billones de metros cúbicos de gas) para al menos 70 años de consumo de gas natural, así como unos recursos de petróleo suficientes para cubrir el 20% de las necesidades durante 20 años. 

Es por esto que en 2015, el entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se dejó llevar por la fiebre del fracking e intentó desembarcarlo en España siguiendo los pasos de EE.UU, pero se encontró con un fuerte muro, y no es para menos. 

Las presiones por parte de los ambientalistas (produce terremotos y contamina las aguas subterráneas) y los países exportadores luchando por evitarlo, llevó a su prohibición. 

 

Sin embargo, en EE.UU. está totalmente permitido y es donde nosotros importamos una parte, eso sí, a un gran coste. "Somos exportador neto de energía, por lo que podemos tomar un paso que otros no pueden, pero estamos trabajando de cerca con Europa y nuestros socios para desarrollar una estrategia más a largo plazo para reducir la dependencia de la energía rusa", explicaba Joe Biden.

Por este motivo económico también se ha buscado estrechar lazos con el norte de África y sobre todo con Argelia, ya que importamos principalmente de esta zona.

Y es que, nuestro país se autoabastece con energía nuclear y energías renovables, pero no es suficiente. El 40% del total de gas que llega a Europa lo hace desde Rusia y la guerra lo está empeorando, por eso es necesario buscar alternativas sin caer en unos costes desorbitados.

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Redactora de Tecnología, especializada en inteligencia artificial y ciberseguridad.

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