Sandi, el retrete que no necesita agua (vídeo)
Más de mil millones de personas en el mundo aún no tienen retretes para llevar a cabo sus necesidades de forma digna. Un joven diseñador se ha propuesto solucionarlo.
Pensado para usarse en el África subsahariana y en regiones pobres sin acceso a agua corriente, Sandi es un retrete de bajo coste que no necesita agua. En su lugar utiliza arena.
Ha sido creado por un joven diseñador llamado Archie Read, preocupado por los millones de personas que no pueden hacer sus necesidades con dignidad.
Para crear a Sandi, Archie se basó en las directrices de las Naciones Unidas, que pide desarrollar un retrete para familias de siete adultos, con capacidad para al menos dos días. Además debe ser asequible y fácil de fabricar. Con estas ideas en mente, Read se puso a diseñar su inodoro sin agua.
El resultado puedes verlo en el vídeo de apertura de la noticia. Sandi es un retrete que funciona con arena. No necesita agua y su coste es de solo 70 euros.
Pero lo más curioso de todo es cómo funciona. Sandi utiliza una especie de cinta transportadora, que se maneja de forma manual.
En primer lugar hay que introducir la arena en la cisterna. Cuando se quiere usar este inodoro sin agua, hay que pulsar una palanca para que la cinta transportadora se llene de arena. Entonces el usuario ya puede hacer sus cosas. Cuando termina, vuelve a pulsar la palanca varias veces y la cinta transportadora lleva los restos sólidos y líquidos a un comportamiento interior completamente aislado.
Todos los mecanismos son manuales, no necesita electricidad. Además un sistema de filtrado separa los líquidos de los sólidos. Cuando el retrete está lleno, los restos sólidos se puede usar como fertilizante.
El diseño actual de Sandi permite que una familia de 7 miembros pueda usarlo durante 10 días sin tener que vaciarlo.
Ahora Archie Read está trabajando para simplificar el diseño de algunas piezas, y reducir el coste de fabricación aún más. El objetivo es que Sandi, el retrete sin agua, sea lo suficientemente asequible para que incluso los pobres puedan tener su propio inodoro. O al menos las ONGs, para repartirlos por las zonas más necesitadas.
Descubre más sobre Juan Antonio Pascual Estapé, autor/a de este artículo.
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