Los ciudadanos ven como cada semana el precio del diésel y la gasolina aumenta sin posibilidad hacer nada. Pese a la ayuda de 20 céntimos que puso el Gobierno de España para echar una mano a los ciudadanos, las gasolineras han pulverizado todos los récords históricos.

En plena pandemia del coronavirus el diésel llegó a valer unos 80 céntimos, la gasolina no llega al euros. Actualmente, los marcadores de las gasolineras marcan una media de 1,80 euros el diésel y para la gasolina nos subimos a casi los 2 euros.

¿Tiene sentido esta subida de los precios? A primera vista no. El precio del barril de petróleo no está en máximos históricos (unos 120 euros frente al tope de 150 euros de 2008), pero aun así el precio final de ese combustible refinado es el más alto que hemos visto nunca. Entonces ¿a qué se debe?

El economista Juan Ramón Rallo apunta a tres motivos clave para entender el aumento sin freno de los precios de los combustibles. Estos son:

Precio del barril del petróleo: pese a no estar en su precio máximo, el barril lleva meses por encima de los 120 euros. Durante la pandemia el precio de este fue de unos 20 euros durante varios meses. Así, costando seis veces más que hace dos años, el precio ha aumentado.

La liberación de miles de barriles de petróleo por parte de Estados Unidos ha ayudado a contener una subidas mayor del precio. Pero, como ahora veremos, el precio del barril no lo es todo.

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Precio del gas en Europa: en nuestro continente el petróleo que compramos tiene mucho azufre, y para poder convertirlo en combustible (como el diésel o la gasolina) hay que quitarle este componente dañino para nuestros motores.

La refinerías utilizan un proceso de filtrado que requiere de energía, mucha energía, para hacerlo. Y la energía que se usa para eso proviene del gas natural, el gas que más se ha encarecido en Europa por culpa de la invasión rusa. Por eso ahora refinar es mucho más caro que hace 6 meses.

Averías muy costosas por ir demasiado lento en carretera para ahorrar gasolina

Precio del transporte: el petróleo que utilizamos viene de muy lejos, y para transportarlo a nuestro continente tenemos que utilizar enormes barcos que cruzan el atlántico, el pacífico y otros océanos. La subida del precio de la energía hace que transportarlo sea muchísimo más caro.

Esos barcos funcionan casi todos a base de diésel, y como el diésel está caro... es el pescado que se muerde la cola de forma infinita.

En resumidas cuentas, hasta que las refinerías no se liberen de trabajo, el precio del gas disminuya y los barriles de petróleo comiencen a bajar (lo ideal es que por debajo de los 100 dólares el barril) el mercado va a tener muy difícil disminuir el precio de la gasolina y el diésel a niveles de 2021.