Las criptomonedas han atraído a millones de personas deseosas de ganar dinero sin esfuerzo. Y también, a ciberdelincuentes dispuestos a robarles esas criptomonedas.

Pero robar bitcoins no es lo mismo que robar dólares o euros. Porque un día robas una cantidad, y al año siguiente se convierte en una millonada. Pasa de ser un pequeño hurto, a un robo multimillonario...

Algo parecido le ha ocurrido al matrimonio formado por Ilya Lichtenstein y Heather Morgan, una rapera que se hace llamar Razzlekhan, el Cocodrilo de Wall Street, tal como presume en su web. Tiene también canal en YouTube y otras plataformas musicales, pero sus vídeos han sido borrados.

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Según explica Business Insider, en 2016 este matrimonio presuntamente contrató a un pirata informático, o llevaron a cabo la operación ellos mismos: hackearon la plataforma de intercambio de divisas Bitfinex para llevar a cabo 2.000 operaciones fraudulentas, robando 120.000 bitcoins.

Por aquel entonces valían 71 millones de dólares. Pero cinco años después tienen un valor de... 4.300 millones de euros.

Las criptomonedas son como el dinero en metálico, no tienen titular y el dueño es quien las posee en su monedero. Así que son difíciles de rastrear. Pero al mismo tiempo todas las operaciones de compraventa, cuando cambian de mano, son operaciones públicas. Así que no es fácil blanquear las criptomonedas robadas.

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Según la policía, en estos 5 años el matrimonio ha cambiado de identidad varias veces y ha conseguido blanquear unos 25.000 bitcoins, vendiéndolos o cambiándolos por otras criptomonedas.

Los agentes han recuperado el resto, unos 95.000 bitcoins, que a día de hoy valen más de 3.600 millones de euros. Se trata, por tanto, del mayor robo y recuperación de criptomonedas de la historia.

Los acusados se enfrentan a 25 años de prisión.

En un comunicado, la fiscal general adjunta de Nueva York, Lisa O.Monaco, ha dejado claro que "Las criptomonedas no son un refugio seguro para los delincuentes. En un esfuerzo inútil por mantener el anonimato digital, los acusados lavaron los fondos robados a través de un laberinto de transacciones en criptomonedas", explica.

"Gracias al trabajo meticuloso de las fuerzas del orden público, el departamento demostró una vez más cómo puede y seguirá el rastro del dinero, sin importar la forma que adopte".