Si algo parecen promover las redes sociales, es sin duda la popularidad, aunque sea virtual. Amigos o conocidos que te den “likes”, como si se tratara de una especie de competición. Cuantos más contactos, mejor. 

Pero si se plantea el tema con seriedad, es fácil darse cuenta de que más no siempre significa mejor. Más bien, al revés, existen muchas razones que parecen apuntar a lo contrario: es conveniente tener pocos amigos, antes que pasarte el día rodeado (aunque sea en el mundo digital) por todo tipo de gente. Estas son las principales.

Una mayor profundidad

A veces puede resultar difícil medir la “calidad” de una amistad, sobre todo en los frenéticos tiempos que corren. Pero es bastante sensato imaginar que esta no va de la mano de la cantidad de interacciones superficiales que se tienen, habitualmente potenciadas por las propias redes sociales. 

Tener pocos amigos, contrariamente, suele ser sinónimo de relaciones más profundas y significativas. Es decir, gente que puede servirte como apoyo en momentos difíciles, o con quien compartir experiencias especiales. 

La importancia del tiempo

Los trabajos, los estudios o, en general, todas las obligaciones y tareas que forman parte de la rutina diaria impiden dedicar todo el tiempo necesario a las amistades, más aún si tienes pareja. Por eso, entra dentro de lo razonable pensar que si tienes menos amigos, tendrás más tiempo para poder cuidarlos como se merecen. 

Esto no solo beneficia a tus amistades en sí, sino que también te brinda la oportunidad de invertir tiempo en tu propio crecimiento personal y en la exploración de tus intereses individuales. Una gran vida social de cara a la galería no suele aportar demasiado, a la hora de la verdad.

Vivir sin filtros

Casi cualquiera que frecuente las redes sociales como TikTok, Instagram o Facebook serán conscientes de que muchas amistades virtuales están muy lejos de resultar lo que se dice auténticas. O lo que es lo mismo, que el “postureo” inevitable que acompaña estas plataformas hace que no siempre se tenga una imagen real de aquella persona que se sigue. 

Por el contrario, los amigos cercanos si pueden hacerse una mejor idea de quién eres en realidad, sin filtros que provoquen una mayor superficialidad en las relaciones.

Evitar compromisos

Por mucho que ser popular pueda parecer un sueño para algunos, también es algo que trae consigo responsabilidades. Es decir, acudir a más eventos, quedadas o citas más que nada para mantenerte amable de cara a la galería. Lo que siempre se ha llamado un compromiso, vaya, aunque en ocasiones no tengas ni pizca de ganas de ir a él. 

Todo ello, por no hablar del mayor gasto que esto supone, de tiempo, energía y también para tu bolsillo, las cosas como son. 

Conexiones más duraderas

Nos guste o no, Internet suele ser efímero. Para empezar, porque muchas plataformas o herramientas sociales no duran eternamente y, aunque lo hicieran, la realidad es que la gente suele terminar por aburrirse y perder constancia. Es decir, que gente con la que interactúas en redes sociales puede desaparecer de la noche a la mañana de tu vida tan rápido como entró en ella. 

Si, por el contrario, tienes pocos amigos, es más habitual que estreches lazos con ellos, compartas intereses y la amistad dure más tiempo. Escapando además de posibles relaciones tóxicas online. 

Atendiendo a todas estas razones, parece lógico pensar que es mejor tener amistades de calidad que ser contar con un perfil que visite mucha gente. La realidad, en cambio, parece marcada por la tendencia contraria. ¿Moda pasajera o costumbre llegada para quedarse?