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¿Qué es el breadcrumbing? Cuando el narcisismo en redes sociales se vuelve tóxico

Enrique Luque de Gregorio

¿Qué es el breadcrumbing? Cuando el narcisismo en redes sociales se vuelve tóxico

Las nuevas tecnologías han cambiado las formas de relacionarse, provocando la aparición de fenómenos que cada día se repiten más. Conocer gente a través de Internet, las redes sociales o aplicaciones como Tinder es sencillo, pero también acarrea ciertos riesgos para quienes confían en estas formas de establecer vínculos. 

Un caso muy concreto es el que supone el llamado breadcrumbing. Tras este curioso anglicismo se encuentra una conducta de comportamiento tan común que lo más probable es que lo hayas sufrido en tu propio pellejo, o al menos conozcas a alguien relacionado con él. Te contamos en qué consiste y por qué se produce. 

El breadcrumbring, o las “migajas” emocionales

En inglés, breadcrumbs vendría a significar algo así como “migajas de pan”. Partiendo de este concepto, es fácil hacerse una idea de qué quiere decir el término conocido como breadcumbring. Básicamente, se trata de las relaciones de carácter más o menos romántico que surgen al conocer a alguien por Internet, en especial gracias a las redes sociales.

Como su propio nombre indica, el breadcumbring consiste, por lo tanto, en “dar migajas” a alguien, dando pie a un tipo de idilio que promete algo, pero a la hora de la verdad se queda prácticamente en nada. Sus señales suelen ser bastante comunes, manteniendo un vínculo online intermitente, superficial y por lo general bastante interesado. 

El problema principal del breadcumbring llega cuando una de las partes realmente se ilusiona, debido a los comentarios del otro en redes sociales o a través de WhatsApp, Messenger y demás herramientas de mensajerías instantánea. 

Pero dado que estas situaciones casi nunca llegan a trasladarse al mundo real, ¿qué sentido tienen y por qué son cada día más habituales?

Los riesgos reales del breadcrumbing

La primera razón por la que se produce el breadcumbring es bastante lógica: porque resulta sencillo. Para quienes lo provocan, relacionarse a través de Internet o redes sociales es fácil, y de alguna forma aumenta el ego o la vanidad sin requerir del esfuerzo o la dedicación a los que sí suelen obligar las relaciones tradicionales.

Este comportamiento, si se mira con detenimiento, coincide de lleno con la actitud actual consecuencia del enorme escaparate que pueden llegar a ser las redes sociales. Sentirte admirado, recibir “likes” y halagos explica que muchos usuarios busquen esa sensación de adulación en relaciones románticas, aunque estas no pasen finalmente de lo virtual. 

Claro que, para que se produzca el breadcumbring, lo más normal es que la otra parte sí busque algo más, recibiendo únicamente “migajas”, excusas, desinterés o, en el peor de los casos, silencio absoluto por parte de la “pareja”, si se puede llamar así. Una parte de importante de engaño y manipulación resulta inevitable. 

Al final, y por mucho que cada caso de breacumbring puede tener sus propias particularidades, queda de manifiesto una cosa: lo que viene fácil suele marcharse de la misma manera. Sin vínculos realmente fuerte ni responsabilidades de ningún tipo, todo parece indicar que estos casos continuarán siendo cada vez más comunes en la sociedad. Con todo lo que eso conlleva. 

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