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Síndrome del momento perfecto: así es el trastorno que provocan las redes sociales

Enrique Luque de Gregorio

Síndrome del momento perfecto: así es el trastorno que provocan las redes sociales
  • La visión perfecta que se suele transmitir desde las redes sociales puede generar un gran impacto entre los más jóvenes.
  • Las consecuencias del síndrome del momento perfecto ya se dejan ver en muchos sentidos, socialmente hablando.

En muchas ocasiones, las redes sociales pueden convertirse en un espejo en el que contemplarse a uno mismo. Una práctica habitual, sobre todo entre los más jóvenes, que puede provocar un peligroso alejamiento de la realidad. Es decir, buscar la perfección que de alguna forma influencers, famosos o incluso usuarios corrientes intentan simular desde sus perfiles. 

Esa visión idílica (y falsa, para qué engañarse) que se promueve a través de Internet, es capaz con frecuencia de tener un impacto significativo en algunas personas. Hasta el punto de que el culto al aspecto físico o a la comparación constante con los demás puede terminar por convertirse en una obsesión. Es lo que se conocer en muchos casos como el síndrome del momento perfecto.

¿Qué es el síndrome del momento perfecto?

Hasta cierto punto, el síndrome del momento perfecto tiene similitudes con el llamado fenómeno FOMO. Es decir, un problema psicológico asociado habitualmente a las redes sociales. En este caso concreto, con la sensación constante de estar perdiéndote algo importante, y que muchos estudios han evidenciado que puede tener consecuencias en la salud mental. 

Si se piensa con perspectiva, el síndrome del momento perfecto no es algo necesariamente nuevo. La gente siempre ha observado a estrellas de Hollyood, artistas o la nobleza con una sensación de cierta envidia ante sus vidas aparentemente perfectas: aspectos impecables, parejas glamurosas, estilos de vida lujosos, etcétera. Pero antes esa imagen ideal se comprendía como algo inusual.

Hoy en día, por el contrario, eso ha cambiado. Mucha gente no solo interpreta esa existencia perfecta como un privilegio de unos pocos, sino como una especie de normalidad que se comparte cada día en redes sociales. Es decir, ya no se trata de prácticamente una utopía lejana, sino de algo muy común, a lo que cualquiera, en teoría, puede aspirar. 

¿Por qué los demás lucen bien, tienen parejas perfectas y casas y vacaciones increíbles y yo no? Está claro que las imágenes que se comparten en TikTok o Instagram no son un reflejo de la realidad cotidiana (como tampoco lo eran los reportajes hollwoodienses de las revistas de antaño), pero mucha gente no puede evitar interpretarlo así. Y eso, tiene unas consecuencias evidentes en muchas personas.

El culto a la imagen

Para empezar, el riesgo de caer en la trampa del síndrome del momento perfecta provoca no solo una dificultad de ver las cosas como son en realidad, sino un culto desmedido por la apariencia. Lo cual a su vez lleva a comportamientos banales o superficiales, donde la forma se impone absolutamente al fondo. Da igual la sustancia, el contenido, lo importante es la pose, por así decirlo.

De hecho, no es casualidad que las operaciones estéticas se hayan disparado en todo el mundo (cada vez a edades más tempranas), ni que los gimnasios o clínicas dentales se hayan impuesto de lejos a las librerías o propuestas culturales. Además, las tendencias sociales tienden a primar sobre el individuo. Las modas siempre han existido, cierto, pero no de una manera tan transformadora.

Entender que las redes sociales son, en muchos casos, un escaparate mucho más vacío de lo que pretenden compartir no solo parece una necesidad para la buena salud mental y el cultivo del “yo”, sino también un desafío al que la educación, antes o después, debe enfrentarse con mayor ahínco. 

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