A estas alturas, y viendo el impacto que parece haber tenido en toda la sociedad, da la impresión de que la inteligencia artificial lo transformará todo. Intentar enfrentarse a ella, tal vez sea como ponerle diques al mar. Sin embargo, no faltan quienes no están de acuerdo en absoluto con esta tecnología. Sobre todo, cuando se trata de ver en peligro su forma de ganarse la vida.

Esta vez no hablamos de expertos o gurús que prevén un fin del mundo al más puro estilo Matrix o Terminator, sino algo mucho más tangible: cientos de cantantes se han opuesto a la IA, e incluso han firmado una queja en la que expresan su descontento con las nuevas herramientas para crear música. Este colectivo no es el primero en hacerlo, y seguramente no sea el último. 

Cantantes contra la inteligencia artificial

Un total de doscientos cantantes (algunos de ellos también compositores) se han unido para una causa común: decirle “no” a la IA. Es decir, a aquella parte de la misma que supone una amenaza para su trabajo. Entre quienes han decidido sumarse a la iniciativa hay gente de todos los géneros: Billie Eilish, Elvis Costello, Norah Jones, Sheryl Crow, o Katy Perry, Pearl Jam o R.E.M.

En su opinión la inteligencia artificial supone todo un peligro para la creatividad y el arte pero, sobre todo, para su trabajo. El cual, según parece, está siendo utilizado para entrenar a la propia IA. Es decir, que de alguna forma, los músicos sostienen que son sus creaciones las que están alimentando al “depredador” (así lo han denominado) que “roba su aspecto y sus voces”.

En realidad, y si se mira con perspectiva, no es la primera vez que pasa esto. El New York Times fue uno de los primeros medios importantes en denunciar a varios desarrolladores de inteligencia artificial por, a su parecer, hacer uso de sus contenidos sin permiso ni remuneración alguna. Curiosamente, el propio periódico anunció luego que usaría esta tecnología en su redacción. 

Y algo similar también ha sucedido con pintores, fotógrafos, escritores (encabezados por Dan Brown) y casi todo tipo de artistas. Al fin y al cabo, la inteligencia artificial, tanto la escrita como la que crea imágenes (o música) no inventa de la nada, se inspira en obras ya hechas. ¿Dónde está, por lo tanto, el límite de los derechos de autor? Esa es la pregunta clave de todo este asunto. 

¿Qué piden los músicos?

La carta de los cantantes en la que muestran su oposición a la inteligencia artificial también ha estado secundada por artistas españoles, como es el caso de Luz Casal y Manuel Carrasco. Estos y los internacionales tienen claro que el “robo” creativo que lleva a cabo la inteligencia artificial es inadmisible. 

¿Lograrán estas protestas llegar a alguna parte o, tal y como sucedió en luchas anteriores como la de Metallica con Napster, no conseguirán cambiar en absoluto en signo de los tiempos? Es difícil saberlo, o responder aún a todas las preguntas que, eso sí es seguro, el uso de la IA continúa despertando.