La inteligencia artificial ha llegado para, presumiblemente, transformar la vida y los trabajos de la gente en muchos sentidos. Pero a medida que crece esta controvertida tecnología, también lo hacen sus supuestos riesgos. Desde los que apuntan a auténticas amenazas para la humanidad, al más puro estilo películas de ciencia ficción, a otros más concretos. 

Por eso, la Unión Europea ha decidido desarrollar una nueva ley con la que regular la IA, su funcionamiento y hasta dónde puede llegar. Tras dos años llevándola a cabo, sus claves ya han sido perfectamente definidas. 

La nueva ley de la UE para regular la IA

Desde que la inteligencia artificial dejó de ser algo para expertos y comenzó a popularizarse entre el común de los usuarios, gracias en parte a ChatGPT, la nueva Gemini de Google o la próxima IA de WhatsApp, las advertencias de sus peligros han estado a la orden del día. Incluso famosos como Elon Musk o Bill Gates han tenido palabras de recelo al respecto. 

Sobre todo, en lo que se refiere a su mal uso. Como cualquier tecnología que se precio, todo parece indicar que la inteligencia artificial puede ser beneficiosa o un auténtico riesgo dependiendo de cómo se gestione. 

Algo que la UE se propone arbitrar por medio de su nueva ley para regular la IA. Algo en lo que se ha adelantado a Estados Unidos o China, que hasta la fecha no presentan restricciones. 

No obstante, y como suele suceder en estos casos, el proceso para que la nueva ley cobre vigencia no es tan rápido. Aunque su aprobación ha supuesto un gran paso, la realidad es que todavía debe ser confirmada por todos los estados miembros de la Unión Europea, así como el Parlamento Europeo. ¿Qué quiere decir esto en la práctica? Pues que hasta 2025, en teoría, no entrará en vigor. 

Los puntos clave de la ley 

Uno de los aspectos que más preocupa a la Unión Europea, tal y como ha reflejado en su nueva ley, es la transparencia de las herramientas que funcionen con IA. Por ejemplo, a la hora de dejar claro a los usuarios cuándo estén interactuando con una. 

Además, se prohibirán todas aquellas inteligencias artificiales que, de algún modo, pretendan manipular el comportamiento humano y la toma de decisiones.

De hecho, la UE ha catalogado los riesgos de la IA en diferentes grados, siendo los mayores de estos absolutamente inaceptables, según ellos. Las que, a su vez, interactúen con infraestructuras básicas, o estén ligadas a la medicina, serán de “alto riesgo” y requerirán una minuciosa supervisión por parte de expertos. 

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Por otro lado, la ley especifica que aquellas empresas que no cumplan sus requisitos, especialmente cuando se hable de aplicaciones “prohibidas” se enfrentarán a multas millonarias. Además, se buscan restricciones que limiten las actividades de vigilancia, permitiéndose el uso de medidas como el reconocimiento facial solo en casos concretos.

Por su parte, la IA como ChatGPT (llamadas de IA de propósito general) deberán someterse a normas que garanticen su transparencia y que no vulneran derechos fundamentales, amén de evitar posibles accidentes. Lo mismo que se busca que esta ley proteja los derechos de autor. 

Medidas todas ellas, que pueden marcar el futuro de la inteligencia artificial. ¿Supondrán un cambio en la forma en la que esta se utilice? ¿Serán suficientes a medida que esta tecnología evolucione? Eso solo el tiempo lo dirá.