Japón es un país conocido por sus tradiciones milenarias. Sigue siendo uno de los lugares en donde más se usa el formato físico. Pero al fin han anulado una vieja ley que obligaba a enviar información a organismos oficiales, usando un disquete o un CD-ROM.

Es una paradoja que Japón tenga numerosas empresas tecnológicas punteras del calibre de Sony, Toshiba o Panasonic, y al mismo tiempo sus ciudadanos tardan en adoptarlas. Allí todavía los DVD y Blu-ray se venden de forma generalizada.

Pero una cosa es ser tradicional, y otra que una ley te obligue a enviar documentos oficiales en formatos que hace una década que ya no se fabrican, como ocurre con los disquetes. Como decía el Ministro de Economía el año pasado, "¿dónde encuentras disquetes hoy en día?".

La ley que pone fin al uso de disquetes y CD-ROM en trámites oficiales

Hasta esta semana, en Japón existían al menos 1.900 trámites que exigían enviar documentos a una institución gubernamental obligatoriamente en solo dos formatos: disquete o CD-ROM. La mayoría son trámites relacionados con las empresas.

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Es cierto que en Japón aún se pueden adquirir con cierta facilidad. Incluso en España. Pero son bastante caros, y supone un trámite lento, anticuado y contaminante, cuando puedes enviar el mismo documento al instante por email, o desde una app con conexión encriptada.

El gobierno japonés ya se había dado cuenta de ello, así que en 2022 anunció que cambiaría la ley. Finalmente, este cambio se ha hecho efectivo el pasado 23 de enero. 

Desde esta semana, los japoneses ya no tienen que enviar documentos solo en disquetes o CD-ROM. Pueden usar métodos más "modernos" como un pendrive, tarjeta micro SD, y formatos digitales como el correo electrónico o la subida directa del documento a la web de la institución que lo solicite.

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Soy un defensor de los formatos físicos, como una forma de preservar los derechos de los consumidores, cuando pagas por un producto. O para temas de coleccionismo. Pero esta ley ya no tenía ningún sentido.

Así que ya es oficial: los disquetes y los CD-ROM dejan de ser sistemas de almacenamiento oficiales para el gobierno de Japón. Un clavo más en el ataúd para estos entrañables, pero ya anticuados formatos físicos.