En el mundo de la tecnología, pero más concretamente en Silicon Valley, existe un término que ha ganado una gran popularidad: P(doom). Este concepto no es solo una variable matemática, es una forma en que los expertos en inteligencia artificial expresan su evaluación subjetiva de la probabilidad de que esta tecnología tenga consecuencias catastróficas para la humanidad. 

Para que te hagas una idea, P(doom) es como una especie de termómetro que mide el nivel de preocupación que los líderes y grandes pensadores del campo de la inteligencia artificial tienen sobre los posibles peligros que podrían surgir con el avance de esta tecnología.

Es básicamente una cifra que va de 0 a 100, por lo tanto, una P de perdición más alta, como 80, significa que eres un doomer —catastrofista—de la IA, creyendo que se está pasando un punto sin retorno para la seguridad y sellando el destino de la humanidad hacia la extinción. Una valoración más baja, como de 5, significa que solo hay un 5% de posibilidades de perdición.

Por ejemplo, Dario Amodei, director ejecutivo de la compañía Anthropic, sitúa su P(doom) entre el 10 y el 25. Lina Khan, presidenta de la Comisión Federal de Comercio, la ubica en un 15. Estos números son subjetivos y reflejan la percepción individual de cada experto sobre el riesgo asociado con esta tecnología.

Del 0 al 100: una cifra que marca el fin de la humanidad por culpa de la IA

La historia de P(doom) se remonta a 2009, cuando Tim Tyler, un programador de Boston, acuñó el término en la comunidad en línea LessWrong, un foro dedicado al movimiento filosófico del Racionalismo. 

En ese entonces, era una especie de broma, una forma informal de expresar la "probabilidad de condena" asociada con la inteligencia artificial, sin entrar en detalles específicos sobre el tiempo o la definición exacta de esa "condena". Sin embargo, con el tiempo, esta medida ha evolucionado y se ha convertido en un tema recurrente de discusión entre los líderes de la inteligencia artificial.

Lógicamente, y con el boom que ha experimentado esta tecnología en los últimos años, su popularidad se ha disparado. Ahora, este indicador se ha convertido en un tema común en reuniones tecnológicas, foros y conferencias en las que cada uno muestra su opinión al respecto. 

He usado LuzIA, el asistente de inteligencia artificial de WhatsApp, durante semanas y aunque tiene cosas que pulir me parece un añadido fantástico

El New York Times escribe: "Se ha convertido en un rompehielos común entre los técnicos de San Francisco y en una parte ineludible de la inteligencia artificial. He asistido a dos eventos tecnológicos este año en los que un extraño me preguntó por mi P(doom) con tanta naturalidad como si estuviera pidiendo indicaciones para llegar al baño".

La diversidad de opiniones sobre el valor de P(doom) ha llevado a tensiones en la industria y ha influido en decisiones importantes, como ese culebrón reciente que hubo con respecto al despido de Sam Altman, cofundador y CEO de OpenAI.

Esto, sumado a la nueva ley de inteligencia artificial de la Unión Europea, son ejemplos claros de cómo las opiniones sobre P(doom) están afectando el desarrollo y la regulación de la tecnología. Estos eventos dejan muy claro lo difícil que es encontrar un equilibrio entre impulsar el progreso tecnológico y garantizar la seguridad y ética en el desarrollo de la inteligencia artificial.

Y tú, ¿si te preguntasen cuál dirías que es tu P(doom)? ¿Dirías una cifra alta mostrando tu convicción de que la IA lleva a la humanidad a la extinción? ¿O serías más precavido y dirías una cifra intermedia o incluso cercana al cero?