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Sam Altman quiere crear chips que imitan al cerebro humano para llevar la inteligencia artificial a otro nivel

Chips imitan cerebro humano

Getty/ComputerHoy

Foto del redactor Carolina González ValenzuelaFoto del redactor Carolina González Valenzuela

Redactora de Tecnología

El rápido avance de la inteligencia artificial ha llevado a un aumento en la necesidad de que el hardware que sirve para manejar grandes cantidades de datos, así como el entrenamiento de herramientas como ChatGPT, u otros modelos futuros, como GPT-5, sean más potentes. 

Poco a poco se está llegando a este límite de capacidades, por lo que hacen falta soluciones a medio plazo. Los chips neuromórficos podrían ser la respuesta a este problema, ofreciendo una forma más natural y eficiente para la IA que los procesadores tradicionales.

Aquí es donde entra en juego Sam Altman y su continua visión a futuro de las necesidades de la inteligencia artificial. Cree que estos chips tienen el potencial de revolucionar esta tecnología. Si se pueden desarrollar y fabricar, podrían permitir que esta se utilice en nuevas aplicaciones hasta ahora nunca vistas.

Actualmente, se encuentra encabezando un ambicioso proyecto, que comenzó hace poco tiempo, para recaudar fondos para el desarrollo y la producción mundial de chips de IA avanzados, aunque cuidado, porque su iniciativa no está siendo bien vista por algunos.

Quién es Sam Altman, el hombre detrás de OpenAI y herramientas como ChatGPT o DALL·E 2

¿Qué son realmente los chips neuromórficos y cómo funcionan?

Contextualizando, los chips neuromórficos están inspirados en la estructura y el funcionamiento del cerebro humano

Este está formado por miles de millones de neuronas, que están interconectadas a través de sinapsis. Las neuronas procesan información y las sinapsis transmiten información entre las neuronas. Los chips neuromórficos, en pocas palabras, utilizan neuronas y sinapsis artificiales para replicar esta arquitectura.

Chips imitan cerebro

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Lo maravilloso de estos chips es que pueden aprender y adaptarse. Esto significa que pueden cambiar su comportamiento en respuesta a los datos entrantes, lo que los hace perfectos para tareas como el reconocimiento de patrones, el procesamiento de datos sensoriales y la toma de decisiones mejoradas.

También son bastante más eficientes energéticamente que los procesadores tradicionales, ya que utilizan un método de procesamiento llamado "redes neuronales de picos" (SNN). En las SNN, la información se procesa y transmite en forma de picos, y no de forma constante, reduciendo el consumo de energía.

El problema es que algunos no ven con buenos ojos esta iniciativa de Altman

Como antes se adelantaba, hay un pequeño inconveniente. Pese a que la comunidad de IA alaba esta propuesta, algunos cuestionan la necesidad de que una empresa privada se ponga al frente de esta tecnología y su desarrollo.

Argumentan que empresas como OpenAI pueden estar más interesadas en la rentabilidad que en la seguridad o la responsabilidad del producto desarrollado. Además, apuntan más lejos, afirmando que estas pueden estar más inclinadas a utilizar la tecnología en aplicaciones que acabarían siendo perjudiciales para la sociedad.

Altman ha respondido afirmando que OpenAI está comprometida a desarrollar chips neuromórficos que sean seguros y responsables. La empresa ha creado un equipo de expertos en seguridad para garantizar que se desarrollen de manera segura y que se tomen las medidas adecuadas para eliminar los riesgos potenciales.

Con todo esto, si tiene éxito en su esfuerzo de recaudación de fondos —que seguramente así sea—, su proyecto podría marcar un momento clave en el desarrollo de la IA, haciéndola más poderosa, eficiente y accesible que nunca.

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Redactora de Tecnología, especializada en inteligencia artificial y ciberseguridad.

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