Para algunos, es imposible tener control sobre tu rastro en Internet. Incluso siendo sumamente cuidadoso en todo lo que publicas o compartes. 

Aunque solo sea por una razón: puedes manejar lo que tú haces, pero no lo que hacen los demás. Sin embargo, aunque formar parte de una forma u otra de Internet parece inevitable, ¿cuándo resulta peligroso?

Ese es un tema que preocupa realmente, y sobre el que se suele reflexionar bastante. Tanto, que han surgido términos específicos, que en ocasiones pueden confundirse entre sí. 

Es lo que sucede con la llamada sombra digital. ¿Qué es en realidad y en qué se diferencia de la huella digital? Son conceptos parecidos, es cierto, pero no esencialmente lo mismo. 

¿Qué es la sombra digital y en qué se distingue de la huella digital?

Si eres un asiduo de Internet, probablemente esté más o menos familiarizado con lo que se conoce como huella digital. Esto no es otra cosa que la información que dejas sobre ti en el mundo virtual, ya sea por medio de comentarios, participaciones en portales y páginas web, publicaciones en redes sociales, opiniones en comercios, perfiles aquí y allá, etcétera. 

Es decir, que la huella digital es el rastro que generas en la red de manera consciente. Es importante hacer hincapié en esto último. Por el contrario, lo que se viene definiendo como la sombra digital es parecido, pero en este caso se trataría de lo que generas sin tener constancia de ello. De ahí su nombre. Y en opinión de muchos, no solo es más relevante, sino más peligroso. 

Por lo tanto, la sombra digital se refiere a la acumulación de información personal en línea que dejas a través de las actividades diarias en Internet. 

Analizando tu huella digital: ¿por qué es casi imposible desaparecer de Internet?

Ejemplos los hay montones desde que coges el móvil o enciendes el ordenador: historiales de navegación, interacciones en redes sociales, compras en línea, ubicaciones visitadas o búsquedas en muchas herramientas. 

¿Qué pasa con todo eso? Pues que generalmente tiende a ser utilizado por empresas, anunciantes y plataformas en línea para orientar la publicidad, personalizar la experiencia del usuario y tomar decisiones comerciales. Eso, en el mejor de los casos, puesto que cada día hay más ciberdelincuentes que pueden usarlo con fines todavía menos éticos. 

Los riesgos de la sombra digital

Más allá de una evidente violación de la privacidad, la sombra digital también puede aprovecharse para prácticas peligrosas. Para empezar, para llevar a cabo perfiles falsos. Con los rastros que uno deja en Internet, cualquier hacker un poco espabilado puede juntar las piezas del puzle y hacerse pasar por ti. Para nada bueno, está claro. 

La información personal recopilada en línea, como nombres, direcciones, números de teléfono y números de seguridad social, puede ser utilizada por los ciberdelincuentes para cometer robos de identidad y realizar actividades fraudulentas en tu nombre. 

Además, los gobiernos y otras entidades pueden utilizar la información recopilada en línea para llevar a cabo actividades de espionaje y vigilancia, lo que amenaza la libertad y la privacidad de los ciudadanos. Un peligro al que, inevitablemente, casi todos estamos expuestos de una forma u otra.