Por primera vez en la historia, todas las lagunas permanentes de Doñana se han secado por segundo año consecutivo
Carlos Ruiz-CSIC
Doñana se muere, y lo único que podemos hacer es mirar con horror y una enorme tristeza, porque parece que los políticos no están por la labor de salvar el parque nacional.
La última laguna permanente de Doñana que tenía agua, Santa Olalla, ya se ha secado. Puedes verla más arriba, en una foto tomada el 9 de agosto. Se ha secado 3 semanas antes que el año pasado y, por primera vez en 50 años, desde que existen registros, pierde su agua por segundo año consecutivo.
El Parque Nacional de Doñana es un mosaico de ecosistemas que albergan una biodiversidad única en Europa. La marisma es vital como lugar de paso, cría e invernada para miles de aves europeas y africanas. En el parque nacional viven especies únicas y en serio peligro de extinción, como el águila imperial ibérica y el lince ibérico.
Existen (o existían) más de 2.000 lagunas temporales en Doñana, pero muchas ya se han llenado de matorrales y pinos, así que no volverán a resurgir.
De las tres lagunas permanentes que existían, Santa Olalla, la laguna Dulce y la del Sopetón, ya solo la primera se considera así. Y puesto que se ha secado dos años consecutivos por primera vez desde que existen registros, lo de "permanente" ya parece cosa del pasado.
¿Por qué se muere Doñana?
El parque nacional de Doñana está en peligro porque se está dando una tormenta perfecta de factores en contra.
En primer lugar, el cambio climático. Según explica el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en su web, en el ciclo 2021-22 se han dado los niveles de lluvia más bajos de los últimos 10 años. Y 2023 tiene la misma media. Además, se están registrando temperaturas máximas muy elevadas, y la mayor temperatura media anual, 18,53 °C, jamás registrada.
No llueve, y el calor evapora el agua, así que las lagunas se secan. Doñana tiene abundante agua subterránea, pero está siendo extraída por la creciente población de Matalascañas, y por los invernaderos de fresas. Y como no llueve, no se repone.
Hasta la NASA alerta de la gravedad del problema, en un reportaje en su web, y en un tuit:
Las zonas rojas indican la falta de agua por agentes externos. Se puede ver claramente cómo son más rojas cerca de los invernaderos de fresas de la izquierda, y de Matalascañas.
De los cientos de balsas analizadas durante 30 años, el 59% se han secado por completo desde 2013, y el 83% han sufrido un descenso en su capacidad, por la acción de los seres humanos.
También se aprecia en el mapa una zona azul, arriba, en donde el agua ha aumentado porque se eliminó una plantación de eucaliptos, que consumen mucha agua, y allí no hay invernaderos ni zonas habitadas.
Tanto la NASA como el CSIC coinciden en el problema y la solución a la muerte de Doñana.
El CSIC pide "la reducción urgente de la cantidad total de agua que se extrae del acuífero hasta unos niveles que permitan la recuperación del sistema lagunar y frenar la degradación del espacio natural".
También sugiere "realizar evaluaciones anuales de la disponibilidad de agua para definir las cantidades máximas de extracción permitidas y las medidas de ahorro que se deban adoptar"
Otra de sus propuestas es "restablecer de forma urgente la gobernanza de la gestión del agua para que estén dentro de la legalidad vigente. Y, por supuesto, proteger al sector agrícola que opera bajo la legalidad frente a la pérdida de valor de marca de sus productos, y la competencia desleal de los productores ilegales".
Las soluciones para evitar la muerte de Doñana, cuando la última laguna permanente se ha secado, están sobre la mesa. Ahora les corresponde a los políticos aplicarlas, si es que tienen voluntad para ello.
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