El hidrógeno verde se considera una gran promesa para la descarbonización en el futuro debido a su potencial como fuente de energía limpia y renovable. 

Se le llama “verde” porque se produce a partir de fuentes de energía renovables, como la energía solar, eólica o hidroeléctrica, mediante un proceso llamado electrólisis del agua. Durante este proceso, el agua se descompone en hidrógeno y oxígeno, y es ese hidrógeno resultante el que puede se usado como combustible limpio.

Entre las muchas razones por las que esta promesa se considera una gran opción, destaca que la combustión del hidrógeno produce solo agua como subproducto —no se emite CO2—, puede almacenarse y transportarse fácilmente y colabora con los desafíos relacionados con otras fuentes de energía renovable, como la solar y la eólica, que dependen de factores externos.

Como ya argumentó el Comisario de Energía de la UE, Kadri Simson, “el hidrógeno no es una respuesta a todas las preguntas sobre el sistema de energía limpia del futuro, pero puede responder algunas de las más difíciles”.

“Europa está bien encaminada para convertirse en el primer continente climáticamente neutro de aquí a 2050, esto es, no produciremos más gases de efecto invernadero de los que nuestros ecosistemas puedan absorber de forma natural”, explica la UE en una nota de prensa. 

Se ha previsto que una parte significativa de los 750.000 millones de euros del paquete de recuperación se destine a inversiones en tecnologías y proyectos relacionados con el hidrógeno verde.

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Pese a estas buenas noticias, hay varios problemas que orbitan alrededor: el hecho de que una economía limpia basada en el hidrógeno verde también depende de otros minerales que se encuentran en grandes cantidades no solo en China sino también en Brasil, Sudáfrica, India y Rusia. 

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Por otro lado, hay que sumar que ”los productores de petróleo promocionan el hidrógeno como su gran apuesta de futuro, pero en realidad sus inversiones en hidrógeno verde son lamentables. En su lugar, están centrando su nueva capacidad de refinado en biocombustibles que no pueden abastecer de forma sostenible las necesidades de transporte del mundo”, se explica en un nuevo estudio realizado por encargo de Transport & Environment (T&E).

Concretamente, hablan de grandes empresas como Shell, BP, Total, ENI y Repsol, que están invirtiendo en hidrógeno, pero solo una parte es realmente “verde”. Según el estudio, la mayor parte de sus inversiones se destinan a reducir la intensidad de carbono de sus refinerías, no a desarrollar combustibles ecológicos para el transporte.

El hidrógeno azul se presenta a veces como una alternativa limpia. Sin embargo, este no es realmente una opción respetuosa con el medio ambiente. En parte porque sigue dependiendo del gas natural y la producción y conducción de este es una de las principales fuentes de emisiones de metano que calientan el planeta.

“El 99% del hidrógeno que se genera en la actualidad es de origen no renovable”, explica Manuel Fernández Losa, cogestor de Pictet Clean Energy Transition para El País.

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Por otro lado, “la producción de hidrógeno verde es relativamente costosa en comparación con otras formas de energía. La infraestructura necesaria para la producción, almacenamiento y distribución del hidrógeno aún no está completamente desarrollada, lo que hace que los costes sean más altos” explica para Computer Hoy Andrea Suárez, Desarrollo e Impacto Social.

Finalmente y si bien existen varias dificultades en la producción de hidrógeno verde, uno de los principales cuellos de botella es la electrólisis del agua.

“Este proceso para producir hidrógeno todavía requiere grandes cantidades de electricidad. Si la electricidad utilizada proviene de fuentes no renovables, se reduce el beneficio ambiental del hidrógeno verde”, añade la experta entrevistada.

En la actualidad la UE está invirtiendo una cantidad significativa de dinero para llevar a cabo el desarrollo y la implementación del hidrógeno verde. Estas inversiones son parte de una estrategia más amplia para lograr una economía baja en carbono y avanzar hacia la neutralidad climática.

En febrero de 2023 se pudo conocer que la Unión Europea dará por primera vez subvenciones para la producción de hidrógeno verde, no solo a la inversión en instalaciones. Con otras palabras, el hidrógeno verde será rentable de producir en los casos en los que intervenga la ayuda.

“La Comisión Europea lanzará en otoño de 2023 una primera subasta para apoyar la producción de hidrógeno renovable. Los ganadores recibirán una prima fija por cada kilogramo de hidrógeno verde producido durante los próximos 10 años”, se detalla en un documento oficial de la Comisión. 

“Los términos y condiciones de esta subasta piloto, que contará con un presupuesto de 800 millones de euros, se anunciarán en junio de 2023. Se tomarán más acciones además de la subasta para apoyar la producción de hidrógeno verde con el fin de cumplir con la meta de producción a nivel interno en la UE”, añade.