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El James Webb encuentra un indicio de vida en Europa, la luna helada de Júpiter

El James Webb encuentra un indicio de vida en Europa, la luna helada de Júpiter

Nasa

El James Webb vuelve a ser fundamental en la exploración del universo. Su estudio de Europa, una de las lunas de Júpiter puede ser clave para encontrar vida fuera de nuestro planeta.

Europa, una de las lunas de Júpiter, ha capturado la atención del mundo científico una vez más. Este satélite helado, que esconde un océano bajo su corteza de hielo, se ha convertido en el foco de las últimas investigaciones del Telescopio Espacial James Webb. Pero, ¿por qué tanta emoción alrededor de esta luna?

Hasta la fecha, sabíamos que Europa, en Júpiter, poseía condiciones que podrían ser adecuadas para albergar vida. Bajo su superficie helada, existe un océano salino. Pero una cosa es tener agua, y otra muy diferente es contar con los ingredientes esenciales para la vida tal como la conocemos.

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En nuestra constante búsqueda de entender el universo, las condiciones en Europa se presentan como un rompecabezas.  Se sabía de la existencia de dióxido de carbono sólido (CO2) en su superficie, pero su origen era un misterio. Gracias al James Webb, estamos comenzando a armar las piezas.

Dos equipos científicos se sumergieron en la espectroscopia infrarroja de Europa proporcionada por el telescopio. Lo que encontraron es revolucionario: el CO2 está concentrado en una región cuya geología indica un transporte de material desde el interior de la luna hacia la superficie, es decir están interconectadas de alguna manera. 

Los científicos en estos equipos, concluyeron que hay una fuente de carbono dentro de Europa, probablemente está en su océano. Esta revelación sugiere un enlace entre la superficie helada de Europa y su océano escondido, lo que nos lleva a cuestionar las condiciones y composición exacta de ambos.

El descubrimiento invalida la posibilidad de que el carbono venga de un meteorito exterior

Además, que el dióxido de carbono provenga del interior supone que pudo haberse originado en el propio océano interno de Europa, y no ser producto de un meteorito o asteroide exterior que lo hubiera llevado hasta el satélite.

Si bien aún quedan muchas preguntas por responder, una cosa es cierta: Europa no es simplemente una luna helada de Júpiter en el vasto espacio, sino una entidad rica en misterios y con una conexión profunda entre su superficie y su océano interno.

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Etiquetas: astronomía