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CAPTCHA, la prueba de Turing inversa que podría desaparecer por culpa de la Inteligencia Artificial

Captcha

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  • El sistema CAPTCHA nos ha acompañado en la verificación humana en Internet durante mucho tiempo. ¿Cómo funciona y por qué podría estar en peligro?
  • Los datos, los patrones y nuestra imperfección son la clave del CAPTCHA, la prueba de Turing inversa, que podría no estar a salvo de la IA.
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Todos hemos estado allí, eligiendo imágenes de semáforos, ordenando números o simplemente marcando una casilla que dice: "No soy un robot". Estos procesos, a menudo vistos como pequeñas molestias, son parte de un sistema ingenioso conocido como CAPTCHA. Pero, ¿cómo funciona?

A pesar de su frecuente aparición en nuestras vidas digitales, muchos de nosotros no sabemos realmente cómo estos tests distinguen entre un humano y un bot. 

El sistema CAPTCHA comenzó como una creación de expertos de la Carnegie Mellon University e IBM en el año 2000 y ha evolucionado enormemente para protegernos en la web.

Significa "Completely Automated Public Turing test to tell Computers and Humans Apart". Funciona como una prueba de Turing inversa. En lugar de que un humano determine si está interactuando con una máquina o con otro humano, en el CAPTCHA es la máquina la que decide si el usuario es humano

Nuestra imperfección nos delata en el CAPTCHA como humanos y no robots

Las tareas varían desde escribir texto distorsionado hasta seleccionar imágenes específicas, desafiando nuestras habilidades humanas únicas. Es decir, nuestra imperfección nos delata.

El funcionamiento de estas pruebas es tanto intrigante como complejo. Por ejemplo, cuando haces clic en un botón que afirma: "No soy un robot", no es solo el clic lo que cuenta. La máquina evalúa el comportamiento previo al clic. 

La trayectoria y el movimiento del cursor hacia el botón pueden revelar patrones humanos distintivos, difíciles de imitar para un bot. Esta imprevisibilidad sutil en el movimiento puede ser un claro indicativo de humanidad. 

Inteligencia Artificial

Los CAPTCHA modernos han ampliado su alcance más allá de los movimientos del cursor. Ahora, también consideran las cookies del navegador y el historial del dispositivo. Tiene muchos datos a su disposición. 

Estos datos proporcionan pistas adicionales sobre si el usuario es una máquina o un humano. Por ejemplo, actividades cotidianas como ver videos de gatos o revisar el correo electrónico contribuyen a perfilar a un usuario humano. Todo puede cambiar con la inteligencia artificial.

En dispositivos táctiles, el CAPTCHA ajusta su enfoque. Aquí, se analiza no solo el patrón de movimiento, sino también cómo interactuamos con la pantalla. Factores como el número de dedos utilizados o la presión aplicada al tocar la pantalla se convierten en claves para discernir si quien marca la casilla de verificación es humano.

Así, el CAPTCHA, por el momento, es una herramienta de seguridad astuta y en constante evolución, esencial para mantener la delantera sobre los bots. Mediante la observación de patrones de movimiento, el análisis de cookies y el historial de navegación, esta tecnología sigue siendo fundamental para la seguridad en Internet. 

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