Si te cuesta retener la información al momento de estudiar y te gustaría poder comprender mejor los conceptos que aprendes, entonces deberías aplicar la técnica del recuerdo activo. Se trata de un método de aprendizaje que consiste en recuperar información de la memoria de manera consistente. 

En términos sencillos, es la práctica de forzar a tu cerebro a recordar datos en lugar de limitarte a repasar pasivamente tus notas. Cuando estudias, no basta con leer o escuchar; debes comprometerte activamente con el material, al final, te ayudará a mover la información a la memoria a largo plazo y a identificar conceptos con los que tienes dificultad. 

Al aplicar el recuerdo activo, tu cerebro tiende a trabajar de más para recordar información, esto ayuda a que se consolide la memoria y sea más fácil de recordar en el futuro. Además, te ayuda a identificar los conceptos con los que tienes más dificultades, por lo que podrás concentrarte y reforzarlos de manera específica. 

Esto no solo es un truco de estudio; está respaldado por investigaciones científicas. De hecho, la Escuela de Medicina de la Universidad de Windsor, en Estados Unidos, y otros estudios han demostrado que esta técnica tiene dos beneficios clave e importantes: consolidación en la memoria a largo plazo e identificación de obstáculos de aprendizaje. 

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El primero significa que al forzar a tu cerebro a recuperar información, estás contribuyendo a su traslado de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo. Es decir, que lo que aprendes se queda contigo durante más tiempo. 

Por otro lado, al practicar el recuerdo activo, identificas los conceptos o áreas donde tienes dificultades. Te permite enfocar tu estudio en las áreas que realmente necesitas forzar. Ahora que comprendes los beneficios, ¿cómo puedes incorporar esta técnica en tu proceso de estudio?

Así puedes aplicar el recuerdo activo para estudiar

1. Resume la información: Después de leer un capítulo o tomar notas, intenta resumir el contenido con tus propias palabras, ya sea en voz alta o por escrito. Este ejercicio te ayuda a procesar la información de manera más profunda. 
2. Aplica exámenes de práctica: Si estás preparando un examen, tomar test de práctica tantas veces como puedas es una forma excelente de poner a prueba tus conocimientos de los conceptos que estás estudiando. 
3. Explica la información a otras personas: En este caso intenta explicarle el concepto o tema en detalle a un amigo o familiar. Explicar a otros parte de la información y del tema que has estudiado requiere un profundo entendimiento y te obliga a activar tu memoria.
4. Utiliza tarjetas didácticas: Las tarjetas didácticas son una herramienta eficaz para practicar el recuerdo activo. Luego, prueba tu conocimiento al responder las preguntas de las tarjetas, esto te obliga a recordar y aplicar la información de manera activa. 
5. Hazte preguntas: Una de las formas más fáciles de utilizar la técnica del recuerdo activo es hacerte preguntas sobre la información que estás estudiando. Esto puede ayudarte a evaluar tu comprensión de los conceptos y a identificar las áreas en las que necesitas más práctica. 

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El recuerdo activo es una técnica completa y poderosa respaldada por la ciencia. Al adoptar esta práctica en tu rutina de estudio, podrás retener información de manera más efectiva y comprender profundamente los conceptos. 

Así que, la próxima vez que te enfrentes a tus libros y te estés preparando para aplicar un examen, recuerda que no se trata solo de leer, sino también de recordar activamente y aplicar lo que has aprendido.