Ser activos y procurar escapar de los riesgos de llevar una vida sedentaria está socialmente bien visto. De hecho, las personas activas siempre tienden a estar mejor consideradas que aquellas que tienden a resultar perezosas o hacen el vago con demasiada frecuencia. Pero incluso así, existen razones para que pensar que ahorrar esfuerzos puede también ser positivo.

¿Alguna vez te han criticado por no hacer nada? Esta parte de la naturaleza, que está en todos de una forma u otra, tiene más sentido de lo que en ocasiones se piensa. 

Y no solo eso, sino que también ofrece aspectos beneficiosos para el cuerpo y, sobre todo, para la salud mental. ¿Qué pasaría si realmente estar en el sofá no fuese tan mala idea, después de todo? 

Los beneficios de la pereza

Suele decirse que el equilibrio es la clave de todo. Pero mientras algunos de los tradicionales pecados capitales como la lujuria o la gula se entienden a día de hoy y se acostumbran a dar por buenos, de forma razonable claro, no sucede lo mismo con la pereza. Si se piensa en profundidad, en cambio, hay motivos para no estar del todo de acuerdo con esta visión generalizada.

Según algunos estudios, de hecho, ser perezoso podría estar relacionado con un mayor nivel de inteligencia, más allá del carácter de cada persona. Además, está demostrado que hacer un poco el vago de vez en cuando puede ayudar a recuperar la salud, tanto física como especialmente mental, ayudando a prevenir lesiones, fatigas o incluso reduciendo el estrés. 

Más allá de que la pereza ocasional te sirva para cargar las pilas y aumentar la energía, puede tener otra ventaja sumamente valiosa en los tiempos que corren: te ayuda a “desconectar”, pudiendo así mejorar los problemas de ansiedad y de estrés y conseguir una mayor sensación de bienestar. Eso, en una sociedad cada vez más frenética, merece tenerse en cuenta. 

Más aún, si se piensa que, tal como apuntan algunos estudios llevados a cabo por expertos, hacer el vago, o ser un poco perezosos, tendría otro punto a su favor: mejora los niveles de creatividad, y en muchas ocasiones da el tiempo necesario para dar rienda suelta a la imaginación. De ahí que muchos artistas no acostumbren a ser lo que se dice muy activos en sus rutinas cotidianas. 

¿Hacer el vago para ser más productivo?

En algunos casos, incluso, parece que podría darse una cierta contradicción. Resulta lógico pensar que las personas activas son más productivas por naturaleza pero, ¿qué sucedería si en el fondo no fuese del todo así? Si tal como se ha señalado la pereza pudiese ayudar a aumentar la creatividad, quizá se trataría de un tema de calidad frente a cantidad. 

Todas estas cuestiones, por supuesto, deben ser vistas con una cierta perspectiva, partiendo de la base de que, como casi todo en la vida, la virtud suele estar en el medio, y no conviene confundir ser perezoso o hacer el vago con escapar de tus responsabilidades, sean cuales sean. 

Lo que sí parece es que, a juzgar por los expertos, si alguien te recrimina hacer el vago, quizá deba pensárselo mejor, después de todo.