Voy a aplicar una estrategia matemática para comer las uvas esta Nochevieja y llegar al Año Nuevo sin atragantarme
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- La tradición de comer uvas en España lleva con nosotros desde el siglo XIX planteando el mismo problema: ¿cómo podemos garantizar comernos las 12 uvas cada fin de año?
- La matemática, la física, la probabilidad, el ritmo, frecuencia y trayectoria y todos los grandes pensadores están esta Nochevieja de tu parte.
- 2024 será el año del arrepentimiento de los que acabaron con el teletrabajo: obligados a admitir que no mejoraron la productividad.
Cuando el reloj en España marca la medianoche en la víspera de Año Nuevo, se despliega nuestro singular ritual: comer doce uvas al compás de las campanadas. Esta tradición, más que una simple costumbre, es un punto de encuentro entre la historia, la matemática y la estrategia.
La historia de las doce uvas se debate entre la abundancia de una cosecha en Alicante y una protesta simbólica en Madrid a finales del siglo XIX. Lo que comenzó como una burla o una solución a un excedente de producción, se convirtió en una tradición arraigada que marca el final de un año y el comienzo de otro.
El número 12 y tomar las uvas en nochevieja
Por otro lado, el número 12 ha sido un pilar en la organización del tiempo y la cultura. Desde los antiguos babilonios hasta el sistema moderno, el 12 ha estructurado nuestro tiempo: 12 meses en un año, 24 horas en un día, 60 minutos en una hora divididos en 5 × 12, así como en la graduación de la circunferencia (360° = 12 × 30°).
En culturas antiguas, el número 12 simbolizaba el universo en su desarrollo cíclico y se relacionaba con la división del cielo en 12 sectores formando los signos del Zodíaco. Además, tiene significado en la mitología, como en los 12 trabajos de Hércules y los 12 dioses del Olimpo.
Además, la Luna orbita alrededor de la Tierra aproximadamente 12 veces en un año solar. (Lo que podría haber influenciado la división del año en 12 meses).
Este número no es solo práctico por su divisibilidad, (teniendo seis divisores: 1, 2, 3, 4, 6, 12 es idóneo para dividir cosas en partes iguales) sino que también ha permeado en medidas de longitud, peso y capacidad, facilitando las operaciones comerciales y la vida cotidiana.
Aplicando las matemáticas y la física para tomar las uvas en las campanadas de fin de año
Incorporar la matemática en esta tradición implica considerar la probabilidad, el tiempo, la frecuencia, trayectoria, el tamaño o la estrategia. ¿Cómo influiría un matemático o un físico en esta práctica? ¿Qué modelo habría desarrollado Stephen Hawking? La primera campanada suena. Comienza el reto.
Podríamos imaginar a Albert Einstein calculando el tiempo óptimo para masticar y tragar cada uva, aplicando teorías de probabilidad para maximizar las posibilidades de éxito. Pero, por desgracia, no podemos acercarnos a un agujero negro para tener más tiempo entre masticar uva y uva.
Si bien si podemos asumir que la regularidad de las campanadas, por ejemplo, se asemeja a un patrón lineal, donde cada evento (campanada) ocurre a intervalos de tiempo constantes. Vamos con los datos antes de que llegue la siguiente campanada.
Tengo 36 segundos en total (12 campanadas × 3 segundos por campanada) dónde el objetivo es consumir una uva en cada intervalo de 3 segundos. Las uvas varían en tamaño y textura, lo que afecta la velocidad de masticación y deglución y es probable que no siga un ritmo uniforme, y que en las campanadas más tardías haya perdido la frecuencia.
Si considero masticar y tragar cada uva en 2 segundos o menos, la probabilidad de éxito en cada uva es muy alta. Sin embargo, si hay variabilidad (por ejemplo, algunas uvas tardan más de 3 segundos), la probabilidad disminuye.
La computación cuántica establecería el estado de superposición entre comida y no comida, es decir, un estado cuántico de posibilidades en esas 12 uvas que vas a tener que comer sin atragantarte.
La Distribución de Poisson podría servir para conseguir el ritmo que necesitas. La programación dinámica podría enfrentar cada uva como un problema diferente, diversificando tamaño, ritmo y estrategia.
Pero quizá la mecánica clásica tendría en cuenta el movimiento y trayectoria, y un enfoque binario podría identificar los factores de éxito o fracaso personales como la masticación. Pero todo eso es muy complicado. No hay tiempo.
Bajo el supuesto de que la probabilidad de comer con éxito una uva en 3 segundos es del 90% (0.9), la probabilidad de comer con éxito las 12 uvas en los intervalos de tiempo correspondientes sería aproximadamente del 28.24%. ¿Voy a fracasar? ¿Cómo podría aumentar la probabilidad?
Leyes del Movimiento de Newton y las uvas de Nochevieja
Primera Ley (Ley de Inercia)
Una uva en reposo permanecerá en reposo a menos que una fuerza actúe sobre ella. Por lo tanto, debo aplicar una fuerza eficiente para llevar la uva a la boca. Minimiza los movimientos innecesarios. Realiza un movimiento directo y fluido para llevar la uva a la boca, reduciendo la distancia y el tiempo.
Segunda Ley (Fuerza y Aceleración)
La fuerza aplicada a la uva y su aceleración deben ser balanceadas para un movimiento eficiente. Demasiada fuerza puede resultar en movimientos bruscos y poco eficientes. Tengo que encontrar la cantidad óptima de fuerza para llevar la uva a la boca con rapidez, pero sin perder control.
Tercera Ley (Acción y Reacción)
Cada acción (como empujar la uva hacia la boca o masticar) tiene una reacción igual y opuesta. Tengo que asegurar de que mi técnica para tomar y comer las uvas no resulte en movimientos que me retrasen o distraigan.
Consideraciones de la trayectoria y velocidad
La trayectoria más eficiente desde el plato a la boca es una línea recta. Sin embargo, la ergonomía del movimiento del brazo y la mano puede requerir una trayectoria ligeramente curva. Practicaré llevar las uvas a mi boca en la trayectoria más directa y natural posible.
Una velocidad constante y controlada es mejor que un movimiento rápido y errático. La aceleración debe ser suficiente para ser eficiente, pero no tanto que cause inestabilidad o falta de precisión. Encontrar una velocidad de movimiento constante y sostenible que pueda mantener durante toda la secuencia.
Sea como sea, aplicar los principios de la física y matemática clásica al acto de comer uvas es solo un ejercicio teórico que combina humor y ciencia. Espero poder conseguirlo, aunque en realidad nada de eso esto tiene importancia... ¡Feliz y próspero 2024!
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Descubre más sobre Raúl Barrón, autor/a de este artículo.
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