A medida que cumples años, resulta inevitable que el tiempo resulte cada vez más limitado, teniendo que elegir mejor en qué se ocupan las horas del día. 

Es indudable que la tecnología puede suponer una ayuda para ahorrar esfuerzos y ser más eficiente, pero en ocasiones también genera el efecto contrario: te roba más tiempo del que te gustaría, sin lograr un objetivo concreto. 

Entre mis propósitos para este 2024, coincidiendo con el deseo de muchos españoles, he decidido reducir mi uso del teléfono móvil. Ya se sabe, en todas esas tareas que te roban bastantes ratos a lo largo de la jornada de forma un tanto insustancial. Para ello he llevado a cabo una serie de sencillos pasos con los que he logrado reducirlas a la mitad. 

La importancia de las notificaciones

Lo primero que tenía claro, en mi intención de reducir el uso del móvil, pasaba por tener la sensación de que era el dispositivo quien me utilizaba a mí, y no al contrario. Para ello, la primera medida que tomé consistió en silenciar la gran mayoría de notificaciones del teléfono. Por ejemplo, todo lo relacionado con WhatsApp y correos electrónicos. 

Hay que tener en cuenta que, al trabajar con el ordenador, estos últimos los tengo siempre presentes. Así que decidí ser yo mismo quien consultara los mensajes que podía tener pendientes cuando lo decidiese necesario, para no ser interrumpido con frecuencia por cualquier razón. 

Eliminar todo lo innecesario

Es difícil saber hasta qué punto hacer una “limpieza” del teléfono ayuda a reducir su uso cotidiano, pero a mí me ha beneficiado, aunque se tratara de algo psicológico, quizá. Por ejemplo, borrando todas las aplicaciones que ocupaban sitio y no me resultaban necesarias (entre las cuales incluía alguna que otra red social). Al final, cuantas menos tentaciones tienes para entretenerte, mejor. 

Al seleccionar también solo los archivos y fotos relevantes, sí he notado que tardo bastante menos tiempo cuando realmente tengo la necesidad de enviar algo a un contacto, sin tener que andar buscando entre un millón de cosas que he ido recibiendo y se acumulaban sin mucho sentido. 

Adiós al vicio de coger el móvil para todo

Más allá de todas las prácticas que se puedan llevar a cabo con el teléfono reducir su uso, al final lo más importante consiste en concienciarte a ti mismo de no estar cogiéndolo a cada momento, incluso sin una razón concreta. Prácticamente como si se tratara de una especie de “tic”. Si lo haces, siempre encontrarás algo que revisar o consultar.

En este sentido, no puedo decir que haya sido del todo sencillo aplicarme aquello de usar el móvil solo cuando realmente necesito hacerlo por una razón específica, pero poco a poco lo he ido consiguiendo. Además, he procurado forzarme a estar completamente “desconectado” mientras hago otras cosas, como comer, cenar, leer o practicar ejercicio. 

De esta forma, no solo he conseguido reducir el uso del móvil a la mitad, sino que también he sentido que aprovecho mucho más el tiempo a la hora de realizar cualquier otra tarea. Al fin y al cabo, los ratos que se pasan con el teléfono pueden gestionarse, el tiempo, en cambio, no se detiene jamás.