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Tecnofatiga: cómo aprender a “desconectar” antes de que las nuevas tecnologías te agoten

Enrique Luque de Gregorio

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En realidad, existen muchos términos para definirlo: tecnofatiga, tecnoestrés, tecnoansiedad, etcétera, pero siempre viene a significar lo mismo: problemas derivados de las nuevas tecnologías, y dificultades para asimilar la enorme presencia que estas tienen en la vida actual, tanto en el ámbito profesional como en el más privado. 

Como cualquier problema que puede repercutir en la salud, tanto mental como, en muchos casos, también física, lo primero consiste en identificar que realmente se sufre un trastorno, descubrir sus causas y, en consecuencia, tratar de evitarlo. Muchas veces, seguir una serie de consejos puede ayudar sobremanera a esquivar sus inconvenientes más comunes.

¿Qué es la tecnofatiga y por qué se produce?

Existen muchas razones por las que la tecnofatiga, una saturación a la hora de asumir e interpretar un mundo cada vez más tecnológico, se produce, empezando por la sobrecarga de información

Correos electrónicos, notificaciones de redes sociales, mensajes instantáneos y noticias en línea pueden provocar un exceso informativo. El cerebro humano tiene un límite en cuanto a la cantidad de datos que puede procesar eficientemente, y la sobreexposición puede conducir a una fatiga de la que en ocasiones ni siquiera eres consciente, pero que te provoca mucho malestar.

Sobre todo en el ámbito laboral, aunque también en lo personal, la presión de estar siempre disponible a través de dispositivos móviles puede jugarte también una mala pasada. De hecho, más que nunca la vida personal y profesional se difuminan cuando parece que estás, o debes de estar, siempre disponible para todo, en cualquier horario del día. Saber gestionarlo no siempre es sencillo.

Y además, están las redes sociales, que pueden añadir una presión extra al día a día. No tenerlas puede generar en algunas personas la sensación de estar perdiéndose algo, y disponer de las mismas somete a muchos individuos a un estado de comparación constante, que rara vez puede considerarse sano y provechoso. 

Cómo evitar la tecnofatiga

cansancio

Depositphotos

La tecnofatiga se presenta de muchas formas: problemas para dormir, agotamiento físico y, en no pocas ocasiones, emocional o incluso un marcado deterioro en las relaciones sociales (que no virtuales). En los casos más severos, también pueden darse dolores de cabeza, articulaciones, espaldas o incluso patologías más graves. 

Para evitarlo, es aconsejable imponerse una serie de comportamientos sencillos, pero eficaces. Y lo más importante: cumplirlos a rajatabla. Empezando por lo básico: establecer límites en el uso de la tecnología y los dispositivos que conllevan ella. Permanecer desconectado dentro de ciertos horarios es fundamental para la salud mental.

Lo mismo que concentrarse en el momento presente, en el ahora, para gestionar lo mejor posible todo el aluvión de información, notificaciones y propuestas que llegan de la red, las redes sociales y demás, sin caer en la tentación de no poder apartar la atención de todas ellas. 

Pero más allá del llamado descanso digital, también es recomendable gestionar las aplicaciones para que estas te interrumpan solo lo necesaria, además de tomarte un tiempo para quedar con amigos, salir a hacer ejercicio o dedicarte a cualquier hobby que te interese. 

Librarse de la tecnofatiga y de las, en ocasiones, larguísimas garras de las nuevas tecnologías no es sencillo. Pero siguiendo estos consejos que te hemos dado y teniendo fuerza de voluntad, tampoco es imposible. Al final, muchas veces se trata de hábitos, rutinas y saber cómo cambiarlos. 

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Etiquetas: Salud