El ejerciciofísico se ha demostrado beneficioso para la salud de los que lo practican. Seas hombre o mujer, hacer deporte es altamente saludable. Se disminuye los niveles de azúcar en sangre, se reduce la presión arterial, etc. Pero, ¿también afecta a nuestra cabeza?

Una nueva investigación ha abordado este tema con una visión a largo plazo, aprovechando los datos de un año de Fitbit para medir el impacto de los diferentes tipos de actividad física, y ha obtenido algunos resultados interesantes.

El estudio es obra de científicos del Dartmouth College, que se propusieron investigar los matices de los efectos del ejercicio sobre la función cerebral y la salud mental de los sujetos que se presentaron al estudio. Por cierto, si estos días que llueve no te apetece salir de casa a entrenar, tiene solución.

Para ello trataron de ampliar los estudios en esta área que habían examinado los efectos del ejercicio durante períodos de días o semanas, utilizando en su lugar los datos de 113 usuarios de Fitbit durante un período de 12 meses.

A lo largo de ese año, estos usuarios también tuvieron que responder a preguntas sobre su salud mental y realizar diferentes pruebas de memoria. Los datos sobre el estado físico incluían el recuento de pasos diarios, la frecuencia cardíaca media y el tiempo de ejercicio en diferentes zonas de frecuencia cardíaca.

Las tareas de memoria, por su parte, se diseñaron para comprobar individualmente la capacidad de recordar acontecimientos autobiográficos, lugares y conexiones entre conceptos y otros recuerdos.

Los resultados demostraron lo complicada que es la relación (tanto para el hombre como la mujer) entre el ejercicio y la salud del cerebro. Aunque los investigadores esperaban encontrar una tendencia positiva general entre una mayor actividad física y la salud mental, no fue tan sencillo.

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Tipos de ejercicio físico para entrenar diferentes capacidades

El ejercicio de baja intensidad aportó mejoras en tareas de memoria específicas, mientras que el ejercicio de alta intensidad aportó mejoras específicas en otras.

Y lo que es más sorprendente, los que realizaban más ejercicio de alta intensidad declararon tener mayores niveles de estrés. Los que realizaban ejercicios de menor intensidad, por su parte, presentaban menores índices de ansiedad y depresión.

Aunque es pronto para la investigación y el estudio no pudo revelar ningún efecto causal, los científicos creen que los trabajos posteriores podrían conducir a nuevas herramientas interesantes para gestionar la salud cognitiva.

De la misma manera que se puede realizar un ejercicio concreto en el gimnasio para fortalecer un grupo muscular determinado, se podría tener un programa de entrenamiento adaptado para mantener a raya la ansiedad, o potenciar el aprendizaje y la memoria.