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Las Cataratas de Sangre, una inquietante visión en plena Antártida, y una prueba de que la vida alienígena es posible

Las Cataratas de Sangre, una inquietante visión en plena Antártida, y una prueba de que la vida alienígena es posible

Peter Rejcek / Wikimedia

Hay un debate que dura décadas: ¿Puede existir vida, tal como la conocemos, en el Sistema Solar? Las Cataratas de Sangre nos dan una pista.

En el glaciar Taylor de la Antártida, las Cataratas de Sangre parecen conectar con el propio infierno. Hasta hace poco no se ha descubierto el origen del líquido rojizo, y la explicación es aún más espectacular que las propias cataratas, porque alienta las esperanzas de encontrar vida alienígena en lugares helados como la luna Europa de Júpiter.

Las Cataratas de Sangre fueron descubiertas en 1911 por el explorador británico Thomas Griffith Taylor, que puso nombre al glaciar Taylor donde se asientan, en la Antártida. Son enormes, como se puede ver en la foto, comparándolas con la diminuta tienda de campaña. Rezuman un extraño líquido rojo, que el explorador achacó a las algas rojas. Pero estaba completamente equivocado.

Tuvieron que pasar casi 100 años para saber con cérteza qué es y de dónde proviene ese líquido rojo que da nombre a las Cataratas de Sangre. Por supuesto, no es sangre. Ni tampoco algas rojas. Su explicación ha dejado sin palabras a los científicos.

Cataratas de Sangre: Bacterias atrapadas durante millones de años

Las Cataratas de Sangre están en un glaciar de la Antártida parcialmente congelado. En el subsuelo existe agua con una concentración de sal cuatro veces superior a la del mar, con una temperatura que nunca sube de los 7 grados centígrados bajo cero. Pese a ello el agua no se congela porque la alta concentración de sal lo impide.

Es un entorno hostil para la vida, porque allí abajo el agua es tremendamente salada, a temperaturas bajo cero, sin luz, sin posibilidad de fotosíntesis, casi sin oxígeno... y sin embargo según Science en 2009 se descubrió que allí viven, desde hace dos millones de años, no una, sino 17 especies de  bacterias autótrofas que metabolizan iones de azufre y hierro.

Nunca antes se ha visto en la Naturaleza que los microbios utilizen un sulfato como catalizador para respirar con iones férricos y metabolizar la materia orgánica microscópica atrapada con este compuesto químico.

Estos iones férricos que "respiran" las bacterias, cuando salen a la superficie se oxidan al contacto con el aire, tiñiendo el agua salada con ese color rojizo que da nombre a las Cataratas de Sangre.

Cataratas de sangre

Es un fenómeno único en la Naturaleza: un ecosistema marino que lleva millones de años subsistiendo en un entorno sin luz, sin oxígeno, con una alta concentración de sal, cloruros, sulfatos, y hierro, a temperaturas bajo cero.

Lo que aún no se ha descubierto es cómo consigue el agua subterránea subir a la superficie del glaciar para salir por la cascada, ya que no se han detectado fuerzas que la empujen.

Así muere un glaciar, visto desde el espacio

Estas condiciones de vida extrema son similares a las que nos podemos encontrar en la luna helada Europa de Júpiter, que estos días está siendo explorada por la sonda Juno. Descubrimientos como este, la vida abriéndose camino en entornos incompatibles con ella, es lo que anima a los científicos a seguir buscando vida en el Sistema Solar.

Las Cataratas de Sangre, en la Antártida, rezuman óxido de hierro producto de unas bacterias que llevan millones de años viviendo en condiciones casi alienígenas. La vida en otros planetas del Sistema Solar, o en sus lunas, es viable, aunque casi seguro se reducirá a microorganismos como estos.

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Etiquetas: Viajes, Curiosidades