Las causas de los mareos y los vértigos, son muy variadas. Aparecen si tienes la tensión muy baja, has tomado medicación, o te estás exigiendo demasiado.

También hay mareos que provienen de problemas más graves, desde tumores a enfermedades del corazón, por eso si los sufres a menudo por causas desconocidas, debes consultar rápidamente a un médico.

Por suerte muchos mareos son ocasionales, así que vamos a mostrarte algunos remedios caseros para evitarlos, o combatirlos.

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La web de salud The Healthy ha recopilado algunos de ellos. Echamos un vistazo a los más interesantes.

Como hemos visto, la principal causa de los mareos ocasionales es la tensión muy baja. Por tanto hay que evitar las causas que provocan esta situación.

Si te mareas después de comer es más común de lo que parece, hasta el punto de que tiene nombre médico: hipotensión postprandial. Comer baja la tensión, y esto provoca mareos en las personas que la tienen muy baja. La solución es sencilla: beber un vaso de agua 15 minutos antes de las comidas, según descubrió este estudio.

Otra actividad que baja la tensión son las duchas o los baños largos con agua caliente, porque el calor dilata los vasos sanguíneos. Va bien para los hipertensos, pero las personas con la tensión baja, pueden sufrir mareos. En ese caso, usar las duchas frías o templadas.

Si sufres un mareo, puedes reducir los síntomas y el malestar que genera, tomando té de jengibre. También funciona como prevención.

Cuál es la tensión normal de una persona

Existen mareos provocados por la ansiedad y el estrés. En esos casos el mejor remedio son actividades relajantes, como por ejemplo un masaje.

Si sufres de vértigos, un remedio milenario oriental que ha sido confirmado científicamente es tomar extracto de Ginkgo biloba, un árbol de origen japonés. También ayuda a la memoria y la concentración. Se puede comprar en cápsulas en Amazon.

Si estás en mitad de un mareo, la mejor forma de no caerte es fijar la vista en un punto fijo, como un mueble o un cuadro de la pared, y centrar la mirada y el pensamiento en él.

Son consejos sencillos de poner en práctica, que están avalados por la ciencia.