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La campaña de limpieza de imagen de Facebook

Jakub Motyka

Limpieza de imagen de Facebook
Reuniones con partidos políticos, declaraciones no pedidas de Zuckerberg sobre la privacidad de sus usuarios, cambios en la estrategia de sus productos... Facebook ha empezado su campaña de limpieza de imagen, pero tiene tantas manchas que quitar que está por ver si este tratamiento será suficiente para devolver a su nombre el brillo que perdió hace ya un tiempo.

No corren tiempos fáciles para Facebook. Pese a que los negocios de Mark Zuckerberg van viento en popa –han sido años de desembolsos multimillonarios, pero las compras de WhatsApp (22.000 millones de dólares) e Instagram (1.000 millones de dólares) de momento están lejos de ser un fracaso–, la red social más popular del mundo está viviendo un declive que no parece tener fin.

Para empezar, la situación ahora mismo se resume en que Facebook está envuelta en una fuga de usuarios en todo el mundo: en Europa, el número de usuarios activos ha caído en un millón; en Estados Unidos, hay estudios que hablan de que uno de cada diez norteamericanos ha borrado ya la aplicación de su móvil. Buena parte de ellos se habrán ido porque Facebook ya es cosa de mayores, y ahora lo que se lleva son WhatsApp e Instagram, pero muchos también lo han hecho porque han perdido la confianza en la red social que, al fin y al cabo, posee buena parte de los recuerdos de sus vidas.

Sea cual sea el motivo concreto por el que cada uno de esos millones de usuarios ha decidido dejar Facebook, lo que podemos dar por hecho sin necesidad de hablar con todos ellos es que muchos coincidirán en que ya no se fían de esta red social: escándalo tras escándalo, Facebook ha visto manchado su nombre hasta tal punto que quizás ya no haya vuelta atrás.

Motivos para la desconfianza hay, desde luego. Cambridge Analytica (sobre todo, por sus posibles efectos en las elecciones de Estados Unidos en las que Trump se hizo con la victoria) o la salida de la compañía de los creadores de WhatsApp –al igual que han hecho los creadores de Instagram–, por destacar algo. Y luego están las minucias que cualquier gran tecnológica torearía con unas declaraciones prefabricadas para calmar las aguas, como la última polémica del número de teléfono asociado a la verificación en dos pasos, pero que en el caso de esta red social nadie perdona ya y cada una de sus revelaciones supone un golpe de martillo más en cada uno de los clavos de su ataúd.

Facebook ha entrado en una espiral en la que, sencillamente, rara es la semana en que no salta alguna polémica alrededor de su nombre. Esta situación, polémica tras polémica, destruye en pocos meses toda la reputación que la red social se haya podido ganar en sus 15 años de historia.

Lejos han quedado los tiempos en los que el nombre de esta red social era utilizado como ejemplo de caso de éxito en el mundo digital: ahora, "polémica", "privacidad" o "escándalo" son las palabras que con mayor frecuencia acompañan a "Facebook" en los titulares.

Facebook ha perdido 15 millones de usuarios en Estados Unidos en el último año

En vista de que su gran imperio se tambalea, hace tiempo que Mark Zuckerberg empezó una campaña de limpieza de imagen enfocada a borrar –o, al menos, tapar– todas esas manchas negras que tiene ahora mismo en su nombre su red social. Al fin y al cabo, por muchas polémicas que haya a su alrededor, no hay que olvidar que Facebook es un negocio redondo: en 2018, se estima que Facebook ingresó alrededor de 55 mil millones de dólares, y para 2019 se espera que esa cifra aumente hasta los 66 mil millones de dólares. Se espera que así sea, y harán lo posible para que nada ni nadie se lo impida.

La limpieza de imagen de Facebook ya está en marcha. Pero quizás ya sea demasiado tarde.

Todo empezó con Mark y su petate: el "listening tour" para escuchar a América

Mark Zuckerberg Facebook

 

Las alarmas tenían que haber saltado en 2017. El escándalo de Cambridge Analytica no se hizo público hasta 2018, pero ya el año pasado Mark Zuckerberg dio un paso que nos tenía que haber puesto sobre aviso de que algo no iba bien en Facebook: de repente, Zuckerberg se embarcó en un tour por Estados Unidos para escuchar a sus usuarios. Iba de casa en casa –todo estaba más que organizado de antemano, por supuesto–, hablando con los americanos acerca de cómo podría mejorar su red social.

Tal fue el impacto mediático de esta campaña que se llegó a hablar incluso de que tras esas visitas se escondía la intención de Zuckerberg de presentarse a presidente de Estados Unidos para 2020. Descartada –al menos, de momento– esta descabellada idea, a día de hoy todo parece claro: era el comienzo de la campaña de limpieza de imagen de Facebook.

Zuckerberg ya era consciente por aquel entonces de que se le venía encima la mayor crisis de la historia de su red social. Escuchar a América era el primer paso no de la solución al problema al que ya sabía que tendrían que enfrentarse tarde o temprano, sino que se trataba de un intento de frenar las críticas hacia su papel en la expansión de un concepto que ya se ha convertido en tema recurrente en la sociedad actual: las fake news.

Year of Travel Facebook

 

El creador de la red social cerró su "año sabático" con la conclusión de que se enfrentaban a muchos retos y tenían mucho trabajo por hacer, pero que tenían la responsabilidad de "permanecer optimistas" para solucionar esos problemas porque, en palabras del propio Zuckerberg, "los optimistas son los únicos que van a solucionar los problemas". Este año, me temo, Zuckerberg va a necesitar algo más que optimismo para solucionar sus problemas.

De nada sirve salir ya al frente como defensor de la libertad de expresión cuando, como plataforma, no eres capaz de filtrar todo lo que rodea a la libertad de expresión: la facilidad con la que hoy en día cualquiera puede crear un bulo y distribuir un mensaje manipulado a millones de personas.

Ni siquiera Facebook sabe qué hacer

El reto al que se enfrenta Facebook es mayúsculo: no es un problema a nivel técnico que se solucione con un cambio en el código fuente, ni tampoco es un problema de diseño de la interfaz, ni seguramente tampoco sea un problema de gestión de sus responsables: es un problema inherente a la sociedad del siglo XXI, y dado que es un problema al que antes nadie jamás se había tenido que enfrentar, no está escrita la solución en ningún sitio. Hay que crearla desde cero, y de momento Facebook no tiene ni idea de qué hacer.

Facebook

 

Buen ejemplo de ello es la reunión que Facebook ha mantenido con el equipo de Carmena en Madrid de cara a las próximas elecciones municipales de mayo, tal y como recogen en El Confidencial. La premisa de la reunión fue la confidencialidad: Facebook pidió a los asistentes que firmaran un documento prometiendo no revelar nada de lo que se dijera durante el encuentro.

En lugar de dar soluciones, las fuentes revelan que la red social lo único que planteó fueron preguntas dirigidas hacia la estrategia en redes de los equipos de cada partido de cara a la campaña electoral.

El diagnóstico es evidente: si para empezar no quieres que se sepa lo que se diga allí, es que no quieres que el mundo se entere de que no tienes ni idea de qué pasos has de seguir: si de verdad lo supieras, serías el primer interesado en que se conociera tu infalible solución. Y visto lo visto, lo que queda patente es que, en lo referido a las próximas elecciones que se van a celebrar este año en España, Facebookno tiene ningún plan sobre la mesa. A poco más de un mes de que se celebren las elecciones el próximo día 28 de abril.

Maldito Bulo es un comienzo, pero equivale a intentar frenar con una tirita una fuga en una presa

Bulo Maldita

 

Facebook ha llegado a un acuerdo con Maldita.es, una web especializada en la lucha contra la desinformación en la red, para colaborar precisamente en esta tarea en la red social: su labor será verificar mensajes, imágenes y vídeos publicados en Facebook. En caso de que un contenido esté basado en información falsa (conocido como fake news), el usuario recibirá una alerta antes de poder compartir el contenido en su muro.

Este anuncio forma parte de la iniciativa de fact-checking que la red social puso en marcha allá por el año 2016, tras la oleada de información falsa que estaba apareciendo durante la campaña de desinformación que se vivió en las elecciones estadounidenses. Facebook está alcanzando acuerdos con terceros para que se encarguen de verificar la información que se comparte en su red, visto que ellos mismos están ya desbordados.

En España ya se han puesto en marcha nuevas leyes con el objetivo de combatir las fake news

En un país como España, en el cual el 48% de la población se informa a través de Facebook, combatir la desinformación especialmente en fechas tan sensibles como los meses previos a unas elecciones generales resulta de vital importancia para garantizar que ningún agente externo manipule a la población.

En cualquier caso, hay una cosa de la que Facebook no ha hablado: en su red social tendremos a Maldita.es (entre otros) protegiendo a los usuarios de que se compartan bulos que ya han sido desmentidos, pero... ¿qué hay de WhatsApp? En la India, el país vive desde el año pasado una oleada de linchamientos basados en rumores distribuidos por esta aplicación de mensajería instantánea. En España, el spam electoral a través de WhatsAppya es una realidad.

Instagram cobra cada vez más importancia en las elecciones españolas

¿Y en Instagram, quién revisará las publicaciones relacionadas con política? Instagram, donde ya hay partidos políticos que triunfan más en esta red que en Facebook. Instagram, una de las redes sociales más populares –junto con WhatsApp– entre la generación Z: aquellos nacidos entre el 95 y el año 2002; es decir, la generación que en muchos casos este año va a poder votar por primera vez en su vida.

La necesidad de una solución

Fake news

 

En una sociedad que cada vez está más dividida, y con una generación joven que es un verdadero caldo de cultivo para los partidos políticos cuyos cimientos empiezan y terminan en el populismo -tanto de izquierdas como de derechas; al final, el mensaje que cala en redes sociales es el extremismo, da igual de qué color se pinte-, Facebook no es que deba, es que tiene que tomar cartas en el asunto.

Si Facebook no lo hace, la que deberá tomar cartas en el asunto es la ley: quizás sea hora de pedir responsabilidades penales a Facebook por su papel –aunque sea por mera permisividad– en el rumbo político de Europa, tal y como ya se está haciendo en Estados Unidos.

Es cierto que hablar de regular las redes sociales es ahora mismo una cuestión muy sensible (¿quién vigila al vigilante? Y más con el auge de los partidos totalitarios en todo el mundo), pero quizás sea el menos malo de los remedios. Lo que está claro es que, ahora mismo, algo está fallando en el mundo digital: más vale que las grandes tecnológicas encuentren pronto una solución, porque la situación a la que nos pueden acabar llevando seguramente será todavía peor.

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