Se acerca Halloween, y con esta tradición importada de Estados Unidos (aunque su origen no esté allí) los monstruos, fantasmas y calabazas campan a sus anchas. Una época del año en la que se celebra el miedo, ya sea en forma de películas, series, disfraces o fiestas de todo tipo. 

Pero aunque, por su propia naturaleza, Halloween se asocie habitualmente con la magia, la tradición y los trucos macabros, la ciencia también tiene bastante que decir al respecto. ¿Alguna vez te has preguntado dónde nace el interés de celebrar Halloween y por qué muchos se sienten de nuevo como niños cuando lo hacen? Pues permanece atento, porque hay respuestas de lo más interesantes. 

¿Qué opina la ciencia de pasar miedo y celebrar Halloween? 

Suele decirse que todo nace en el cerebro, y en este caso es así. Incluso al hablar de Halloween y por qué ese interés general en “pasarlo mal” que muchas veces tiene la sociedad. 

Como quizá hayas escuchado en alguna ocasión, cuando experimentas miedo, el cuerpo libera adrenalina, la famosa "hormona del estrés". Esto desencadena una respuesta de lucha o huida, lo que puede generar una sensación de excitación y energía.

Además, el miedo, siempre que este no suponga un riesgo real, como sucede al ver una película de terror o montar en una atracción, genera una liberación de neurotransmisores como la dopamina. 

La dopamina está asociada con la sensación de placer y recompensa, lo que puede explicar por qué disfrutamos de experiencias que nos asustan pero que sabemos que no representan un peligro auténtico para nuestra integridad.

A nivel psicológico, el miedo también puede proporcionar una sensación de emoción intensa y desafío, lo que puede resultar gratificante. Además, el cerebro humano tiende a disfrutar de experiencias nuevas, y todo lo relacionado con el miedo acostumbra por lo general a incorporar elementos inesperados.

Un regreso a la infancia

Halloween está relacionado con el terror y los elementos sobrenaturales más clásicos, pero también tiene un marcado carácter infantil, en muchos sentidos. Los dulces, los disfraces, las fiestas… Por mucho que muchos adultos disfruten con ello, en un principio son entretenimientos asociados a la infancia. Y ahí podría estar otra clave, como bien señala la propia ciencia. 

Numerosos estudios especializados han determinado repetidamente que la nostalgia, siempre y cuando no te quedes atrapado en ella, puede ser beneficiosa para la salud mental. Al fin y al cabo, se trata de recuerdos que la memoria almacena de forma subjetiva, ensalzando lo positivo y dejando en un segundo plano lo malo que te sucedió en el pasado. 

Curiosamente, por mucho que Halloween esté relacionado con la muerte, asociándose en ese sentido a muchas celebraciones similares que se han dado y se dan en culturas de todo el mundo, la ciencia propone una teoría contradictoria: la gente nostálgica piensa por lo general menos en ella. 

Si lo sumas todo, es fácil llegar a la conclusión de que celebrar Halloween es una manera de emocionarse, sobre todo con aspectos de la niñez que se presentan de manera alegre. Pasarlo mal para sentirse bien, como suele decirse.