La fobia social, también conocida como trastorno de ansiedad social, es una condición que afecta a millones de personas en todo el mundo. Por mucho que en ocasiones de confunda con simple timidez, esta patología resulta mucho más profunda y, por regla general, complicada, dificultando en gran medida las relaciones sociales y el trato con los demás.

Pero aunque este problema no sea nuevo, sí lo es la forma en la que Internet, las redes sociales y, en general, las nuevas maneras de comunicarse que ofrece la tecnología actual a quienes padecen fobia social. En ocasiones para bien, pero muchas otras veces de forma negativa. Un tema que conviene repasar en profundidad. 

¿Qué es la fobia social?

Todos, en algún momento, nos hemos sentido incómodos al tratar con los demás, ya sea por tener que hablar en público, conocer gente nueva o encontrarnos en una situación que pueda resultar incómoda. La fobia social, no obstante, va por lo general mucho más allá de lo que puede considerarse timidez o nerviosismo, como bien señala el National Institute of Mental Health. 

Para empezar, aquellos que la experimentan pueden sentir ansiedad extrema incluso ante interacciones sociales aparentemente simples. Hablar en público, participar en conversaciones grupales o incluso realizar actividades cotidianas en presencia de otros pueden desencadenar síntomas significativos. 

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Es por eso que Internet, en estos casos, puede significar un cobijo o una zona de confort, pero también un riesgo.

Hay que entender que para muchas personas con fobia social, Internet es casi un refugio. Su uso, como el de las redes sociales, permite cierto grado de anonimato y distanciamiento físico, lo que puede resultar reconfortante para aquellos que encuentran dificultades en interacciones cara a cara. 

Sin embargo, esta aparente comodidad también puede convertirse en un desafío a largo plazo. Es decir, que puede empeorar la situación de aquellas personas con fobia social, permitiendo que, hasta cierto punto, no afronten su problema y se escondan detrás de una pantalla todo el tiempo, impidiendo el crecimiento personal y la superación de la ansiedad social.

El peligro de las redes sociales para la fobia social

En lo que se refiera a la fobia social, las redes sociales también juegan un papel fundamental. Por mucho que estas, en teoría, estén diseñadas para conectar a las personas, también presentan problemas obvios, como la comparación constante, el miedo a la crítica y la presión para presentar una imagen perfecta.

Por ejemplo, las señales no verbales, como el lenguaje corporal y las expresiones faciales, se pierden en el mundo virtual, lo que puede dificultar la interpretación precisa de las interacciones. Esto puede aumentar la ansiedad, ya que la comunicación en línea no siempre refleja fielmente las complejidades de las relaciones humanas.

Está claro que los miedos se superan afrontándolos y, en ese sentido, Internet puede en muchos casos facilitar a las personas con fobia social tener que lidiar con su patología. Como parece que sucede con todo, a la hora de estudiar este problema parece que la tecnología vuelve a tener dos caras, siendo positiva o negativa según se mire, y presentando un mundo de grises.