Hay un concepto que ha cautivado la mente de matemáticos, artistas, filósofos y científicos a lo largo de los siglos, se trata de la proporción áurea.  

Esta cifra matemática no solo se manifiesta en la naturaleza, sino que también deja su huella distintiva en el arte y la arquitectura, convirtiéndose en un elemento que ha despertado la curiosidad y la admiración de generaciones. 

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Cabe señalar que a lo largo de los siglos se le ha llamado de muchas formas, como el número dorado, el número de phi, la sección áurea, la medida áurea o incluso el número de Dios.  

Sin embargo, más allá de su nombre que puede confundir a más de uno, su significado real no es más que una simple proporción geométrica.  

El número áureo  

La proporción áurea es una relación matemática que se manifiesta cuando la proporción de dos segmentos de una recta es igual a la proporción del segmento más largo con el segmento más corto. 

Numéricamente, es aproximadamente 1.618033988, un número irracional que no puede expresarse como la fracción de dos números enteros. Sin embargo, se puede aproximar a varios decimales. 

Y para entender cómo funciona realmente, hay que echar un vistazo a la sucesión de Fibonacci, que es la secuencia matemática infinita en la que cada número es la suma de los dos anteriores.  

Comienza con 0 y 1, y la secuencia continúa de la siguiente manera: 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, y así sucesivamente. Para entenderlo mejor, se presenta de la siguiente manera: 

• 0+1=1 
• 1+1=2 
• 1+2=3 
• 2+3=5 
• 5+3=8 
• 8+5=13 

La conexión entre la sucesión de Fibonacci y la proporción áurea es asombrosa. A medida que se avanza en la sucesión, la relación entre dos términos consecutivos se aproxima al número áureo, que es aproximadamente 1.618033988. 

Es importante mencionar que el número áureo se encuentra en la naturaleza en una gran variedad de formas. Por ejemplo, se puede observar en la distribución de los pétalos de las flores, en la forma de las conchas marinas, así como en la disposición de las ramas de los árboles.  

Pero no solo la naturaleza se ve influenciada; el diseño de logos también utiliza esta relación para lograr un equilibrio estético y visualmente atractivo. El logo de la marca Apple está basado en la proporción áurea.  

La manzana mordida está dividida en dos partes, de manera que la relación entre la parte mayor y la menor sea igual a la relación entre la totalidad y la parte mayor. 

Por su parte, el arte, así como la arquitectura, aprovecha esta cifra divina para la distribución del espacio y dar una mejor forma a los elementos.  

Otro ejemplo de uso del número áureo en el arte es el Partenón de Atenas. Las proporciones del templo se basan en este número, lo que le confiere una sensación de equilibrio y armonía.  

Por supuesto, la pirámide de Guiza también es un ejemplo de ello, ya que la altura del monumento dividida por la mitad de la base es aproximadamente igual al número áureo, lo cual es sorprendente.  

La obsesión de da Vinci por el número áureo  

Leonardo da Vinci estaba obsesionado con la proporción áurea, por el hecho de que la consideraba una cifra perfecta, que representaba la belleza y la armonía. El artista creía que esta proporción matemática era la clave para crear obras de arte que fueran bellas y equilibradas.  

Por eso, utilizó el concepto en muchas de sus obras, como la Mona Lisa, El Hombre de Vitruvio y la Última Cena.  

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Da Vinci llegó a la conclusión de que esta cifra geométrica era divina y que se encontraba oculta en todas las cosas de la naturaleza. Por esta razón la consideraba un elemento sagrado.  

En última instancia, la proporción áurea no es solo una idea abstracta, se manifiesta en todo lo que nos rodea. Observa cómo los pétalos de una flor o la espiral de un girasol siguen el patrón matemático de este concepto.