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El sencillo gesto cotidiano que puede mejorar tu descanso por completo: la puerta, ¿abierta o cerrada?

Enrique Luque de Gregorio

El sencillo gesto cotidiano que puede mejorar tu descanso por completo

Está claro que el descanso es algo muy personal. Algunas personas, por ejemplo, prefieren dormir con la persiana completamente cerrada, evitando cualquier asomo de luz, mientras que otras se sienten un poco atrapadas si no dejan al menos alguna rendija abierta. Y algo bastante similar sucede con las puertas, pero ¿hasta qué punto es importante o no dejarla cerrada? 

En ocasiones resulta sorprendente profundizar en cómo aspectos aparentemente indiferentes en el sueño pueden influir realmente en él, e incluso en la propia salud de la gente. Puede que después de leer este artículo des algo más de importancia en cómo dejar la puerta de tu dormitorio en el momento de irte a dormir. 

La puerta del dormitorio, ¿siempre mejor cerrada?

En los últimos años varios estudios, la mayoría de ellos norteamericanos, han revelado que cerrar la puerta del dormitorio por la noche puede ser más seguro, por ejemplo, en caso de sufrir un incendio. Las razones por las que han llegado a esta conclusión resultan bastante lógicas: de esta forma se mantiene mejor el nivel de CO2, y se evita el avance del fuego. 

Pero en realidad, no es necesario ser tan catastrofista para descubrir razones por las que dormir con la puerta cerradas resulta bastante recomendable, en todos los sentidos. Para empezar, está la razón más obvia de todas: poner en práctica esta acción limita la cantidad de ruidos que pueden llegar desde fuera de tu cuarto, sobre todo si compartes piso con quien sea.

Además, cerrar la puerta proporciona una sensación de privacidad y seguridad. Algo puede contribuir a un ambiente mental más relajado, permitiéndote liberar tensiones y preocupaciones especialmente mientras concilias el sueño. Sentirte seguro y protegido en tu espacio personal puede mejorar la calidad del sueño al reducir el estrés y la ansiedad.

Esta mayor protección, por así decirlo, resulta útil todo el año, al contrario de lo que se puede pensar. En verano, por ejemplo, se aprovecha mejor el aire acondicionado, si se usa para dormir, y se reducen las posibilidades de que te ataquen los mosquitos. En invierno, lógicamente, se limitan las corrientes de aire, y durante la primera, se corta el paso a posibles elementos alérgenos. 

Sencillo gesto cotidiano

La importancia de la temperatura para mejorar tu descanso

Pero si existe realmente una razón para cerrar la puerta de tu dormitorio, especialmente durante el invierno, es para poder conseguir un mayor control en la temperatura del mismo. Porque, al contrario de lo que muchas veces se piensa, este es un factor clave para conseguir un buen descanso toda la noche. 

Tal y como explica la ciencia, el control de la temperatura es esencial para un sueño reparador debido a su impacto directo en la regulación del ritmo circadiano y la calidad del descanso. Mantener una temperatura ambiente óptima, generalmente entre 18 y 22 grados, favorece la liberación de melatonina, la hormona del sueño.

Pueden parecer cuestiones menores pero, si se piensa con detenimiento, todo lo que ayude a conseguir mejorar tu descanso y te ayude a dormir mejor, debe ser bienvenido. Sobre todo ahora, en una época en la que los problemas de insomnio están más a la hora del día que nunca. 

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