China consigue un récord mundial al mantener un líquido 2,6 veces más caliente que el sol

Los científicos llevan décadas intentando replicar las condiciones del astro rey para conocer mejor su funcionamiento y, en última instancia, conseguir crear una fuente de energía limpia y tan rica como el sol.
La Academia China de Ciencias está de enhorabuena ya que su Tokamak Superconductor Experimental Avanzado (EAST), o como se le llama comúnmente el sol artificial, ha conseguido mantener plasma a 70 millones de grados Celsius durante 17 minutos (1.056 segundos).
El plasma de alta temperatura es parte fundamental de muchas iniciativas de energía de fusión a gran escala, las cuales son las que intentan replicar las condiciones que hacen del Sol un reactor de fusión lo suficientemente potente como para calentar todo nuestro sistema solar.
El objetivo de querer replicar al sol, por supuesto, es para ser capaces de suministrar energía segura y limpia para la humanidad. Algo de lo que vamos bastante faltos pese a las renovables.

El calor puede verse como una vibración energética de los átomos, y esta vibración se vuelve tan extrema a temperaturas altas que los átomos comienzan a chocar aleatoriamente entre sí con la suficiente velocidad como para atascar sus núcleos, fusionándolos y creando un nuevos elementos.
Si se utilizan átomos ligeros, como hace el Sol al fusionar hidrógeno en helio, el nuevo átomo pesa menos que los dos originales combinados y la diferencia de masa se expulsa en forma de energía térmica.
Como explican en New Atlas, en el núcleo del Sol las temperaturas de alrededor de 27 millones de °C fusionan unos 620 millones de toneladas métricas de hidrógeno en unos 616 millones de toneladas métricas de helio cada segundo, convirtiendo unos 4 millones de toneladas de materia en energía.
Una pequeña parte de esta energía acaba llegando a nuestro planeta Tierra en forma de radiación electromagnética, proporcionándonos luz visible, luz ultravioleta, infrarrojos, ondas de radio, rayos X y rayos gamma.
Los reactores de fusión tipo tokamak no tienen la escala colosal y la gravedad del Sol, pero su objetivo es el mismo: calentar los átomos de hidrógeno hasta un punto en el que comiencen a chocar entre sí, fusionándose y liberando energía que pueda ser aprovechada.
Poco a poco estamos más cerca de conseguir recrear el Sol en la Tierra. Y esto es una buena noticia.
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Descubre más sobre Chema Carvajal, autor/a de este artículo.
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