Hace 3 días saltó otra bomba: Elon Musk hizo la oferta definitiva para comprar Twitter diciendo que la empresa tiene un potencial extraordinario y que él lo desbloqueará. La oferta de Musk valora Twitter en unos 43.000 millones de dólares, unos casi  40.000 millones de euros.

El consejero delegado de Tesla envió una carta de oferta a la compañía el miércoles por la noche, según la presentación. Afirmó lo siguiente: "desde que realicé mi inversión me he dado cuenta de que la empresa no prosperará ni servirá a este imperativo social en su forma actual. Twitter debe transformarse en una empresa privada".

Shoshana Zuboff, profesora jubilada de la Escuela de Negocios de Harvard y autora de "The Age of Surveillance Capitalism", lo tiene claro: se abre una nueva brecha en la democracia.

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Zuboff sostiene que las empresas de redes sociales como Facebook y Twitter extraen todos los datos posibles sobre los usuarios y luego intentan maximizar su tiempo en el sitio, ya que eso les hace ganar dinero. 

Pero las plataformas, argumenta, no son neutrales. Al llevar a los usuarios a la red, alteran no sólo los debates, sino también las creencias e incluso las acciones físicas, animando a la gente a hacer lo que de otro modo no haría, como unirse a las protestas en el mundo real.

"Poner tanto poder en manos de una sola empresa ya es malo, pero ponerlo en manos de una sola persona, como ocurre en gran medida con Mark Zuckerberg, accionista de Facebook, y como ocurriría si Twitter fuera propiedad de Musk, sería incompatible con la democracia", afirma Zuboff.

Y es que, si esta compra se llega a materializar, dejaría a Musk, al igual que a Zuckerberg, con una cantidad de datos sobre la gente y la capacidad total de utilizarlos para manipularlos y seguir enriqueciéndose.

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Sin embargo, ambas empresas tendrían una gran diferencia y es que, al menos,Zuckerberg tiene un consejo de administración y la Comisión del Mercado de Valores para velar por los intereses de los accionistas. Un Twitter privado propiedad de Musk no estaría obligado a tener ni siquiera eso.

Antiguos reguladores demócratas y defensores de la lucha contra los monopolios ha afirmado que la oferta de Musk de comprar Twitter subraya la necesidad de que el Congreso apruebe una legislación que regule Internet. 

Sin reglas de juego, sin moderación, Twitter parece que se va a convertir en una plaza pública, en la que cientos de millones de personas que pueden interactuar de forma pseudoanónima, podrán decir lo que quieran. Esta es la idea base de Musk.