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Por qué algunos baristas recomiendan echar sal al café

Por qué algunos baristas recomiendan echar sal al café

¿Sal en el café? ¿Nos hemos vuelto locos? Si lo pruebas, te vas a sorprender. Pero antes debes saber algunas cosas...

El café es una bebida amarga, así que la mayoría de la gente suaviza su sabor endulzándolo con azúcar, sacarina, miel, etc. Aunque quizá no estamos haciendo lo correcto. ¿Has probado a echar sal al café?

Es una propuesta que en España sorprende, porque culturalmente el café lo tomamos con azúcar. Pero en algunos países, principalmente en Escandinavia, es habitual echar sal al café. Incluso algunos baristas lo recomiendan. ¿Con qué objetivo?

La sal produce uno de sabores básicos, el salado. Esto es porque las papilas gustativas de nuestra lengua detentan los iones de sodio. Eso es el sabor salado.

¿Por qué echar sal en el café?

Una de las características de la sal, es que contrarresta el amargor. El café es amargo, y generalmente, este amargor es más fuerte en los cafés malos, por ejemplos los solubles de supermercado.

Así que la teoría dice que si echas un poco de sal al café, reduces el amargor. Pero ojo, ni se te ocurra echar una pizca de sal a una taza de café. No funciona así.

James Hoffmann es un experto cafetero con casi 2 millones de suscriptores en YouTube, que ha escrito varios libros de éxito sobre el café. En este vídeo habla sobre su experiencia echando sal al café:

Hoffmann explica que, en efecto, un poco de sal quita el amargor del café. Pero no funciona igual con todo el mundo. Hay personas que siente más o menos los sabores amargo y salado.

También es importante tener claro que el amargo es un sabor que gusta. La cerveza o el chocolate son amargos, y están entre los alimentos más consumidos del mundo.

En sus pruebas, ha quedado muy satisfecho eliminando el amargor del cafe soluble comercial, que suele ser muy fuerte.

El problema es que si echas demasiada sal, el café se vuelve salado y sabe mal. Incluso con unos granos de sal, se puede estropear. En sus pruebas simplemente añadiendo 0,2 gramos de sal, ya notaba el cambio.

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Hay dos trucos para solucionar esto. La primera es diluir sal en agua, por ejemplo 80% de agua y 20% de sal, y meter la solución salina en un cuentagotas. Ir probando gota a gota en el café, hasta encontrar el punto que reduce el amargor sin estropear el sabor.

La otra opción en echar sal no en un taza, sino en la cafetera, o incluso mezclarla con el café molido. Así es más difícil que te pases.

Haz algunas pruebas echando sal al café en cantidades mínimas (granos), y te sorprenderá los resultados. Pero recuerda que la sal sube la tensión, así que no te pases con la cantidad, especialmente si tomas varios cafés al día.

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