Pasajes de vuelo, maletas, reservas, la planificación es fundamental a la hora de disfrutar de la facilidad para viajar por la Unión Europea si eres de un estado miembro. No hay que preocuparse de pasaporte o monedas, pero puedes caer en un error muy común: un problema de salud inesperado puede arruinar tus vacaciones y salirte muy caro.

Hace tiempo, se alertaba de la proliferación de norovirus en los cruceros, en un contexto en que el turismo bate récords prepandemia y vuelven las grandes aglomeraciones en. Hasta 7.275.718 turistas por ocio se han registrado provisionalmente en nuestro país en junio, según datos del INE. 585 millones de turistas en 2022 llegaron viajaron por Europa en 2022.

Ahora bien, ni mucho menos todos los turistas cuentan con seguro de salud, ni todos los residentes de la Unión Europea o países asociados tienen en regla o a mano su Tarjeta Santiaria Europea cuando viajan. Ambos mecanismos previenen la posibilidad de caer enfermo en un país diferente, y pagar como lo haría un miembro de ese país.

Antes de viajar es importante tener en cuenta que no todos los sistemas sanitarios en Europa son iguales, no todos son gratuitos y universales, y no todos cuentan con los mismos servicios de atención primaria. Incluso las farmacias pueden tener un horario diferente o diferentes criterios ante prescripción y receta de los medicamentos. 

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Incluso teniendo la Tarjeta Sanitaria Europea, si existe el copago en la atención primaria, hospitalaria o en las recetas en la farmacia, tendrás que pagar el importe que pagaría un ciudadano de ese país.

Entre los países con copago en atención primaria tenemos a Bélgica, Bulgaria, Chipre, Eslovenia, Croacia, Finlandia, Francia, Irlanda, Letonia, Luxemburgo, Portugal o Suecia, en todos estos lugares tendrás que pagar por cada visita al médico. Además, en muchos países necesitarás siempre un volante del médico para ser hospitalizado.

Dos modelos de sanidad predominantes en Europa

Existen dos modelos predominantes de salud pública en Europa: el Servicio Nacional de Salud (modelo Beveridge) y el Sistema de Seguros Sociales (modelo Bismarck). En el modelo Beveridge, la financiación se basa principalmente en impuestos, y el acceso a la atención médica es universal. 

En el modelo Beveridge encontramos a España, Italia, Reino Unido, Irlanda, Dinamarca, Noruega, Letonia, Finlandia y Chipre. El control está en manos del gobierno, aunque existe cierta participación del sector privado. El Estado también se implica en la gestión, y algunos usuarios pueden tener que pagar copagos.

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Por otro lado, el modelo Bismarck está presente en el resto de países. La financiación proviene de cuotas obligatorias pagadas por empleadores y trabajadores, o a través de impuestos. Los recursos financieros se destinan a “fondos”, entidades no gubernamentales reguladas por ley, que administran esos recursos. 

Estos “fondos” contratan hospitales, médicos de familia, etc., para brindar servicios a los asegurados mediante contratos basados en un presupuesto o pagos por acto. El sistema también implica reembolsos y algunos copagos por parte de los usuarios.

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Ahora bien, independientemente del sistema, dentro de los propios modelos las condiciones pueden variar. Por ejemplo, en Italia las prestaciones farmacéuticas y la atención ambulatoria por especialistas están sometidas a copago a diferencia de España. En Estonia es posible el acceso directo a dermatología, oftalmología, ginecología y psiquiatría. 

En Francia todas las consultas y estancias hospitalarias están sujetas a un copago. En Alemania las extracciones de sangre, o realización de transfusiones sanguíneas las hace el médico y no la enfermera. 

En Islandia los menores de 18 años están exentos de copago en la atención primaria, y la hospitalización siempre es gratuita si no requiere de ambulatorio. En Bélgica tienes que adelantar el pago de la atención primaria, pero es reembolsable en el 75%. Cada país tiene sus condiciones y es importante conocerlas antes de viajar.

¿Qué cubre la Tarjeta Sanitaria Europea en tus viajes?

La Tarjeta Sanitaria Europea (TSE) es válida para viajes por motivos de trabajo, estudios o turismo, pero no para viajes con el único propósito de recibir atención médica. Con ella, se puede acceder a la atención médica pública en las mismas condiciones y prestaciones que los ciudadanos asegurados de ese país.

Sin embargo, no garantiza la total gratuidad de los tratamientos, ya que depende de la normativa local. No cubre atención médica privada ni los costes de regreso al país de origen en caso de enfermedad o accidente.

La solicitud de la TSE se puede hacer por internet a través de la Sede Electrónica de la Seguridad Social o presencialmente en España, en un Centro de Atención e Información de la Seguridad Social (CAISS), con suficiente antelación al viaje.

La Tarjeta Sanitaria Europa se enviará por correo postal al domicilio del interesado en aproximadamente 10 días, aunque se puede obtener un certificado provisional sustitutorio válido por 30 días en la oficina del CAISS al realizar la gestión.

Planificar y conocer las características sanitarias de los destinos de viaje es fundamental para prevenir cualquier imprevisto. Así mismo, se aconseja la contratación de un seguro médico para mayor tranquilidad y contar con botiquines con los medicamentos básicos para el viaje.

Fuente: El Mundo