Steve Jobs, cofundador de Apple, ha sido una figura icónica en la industria tecnológica. Más allá de su legado en innovación, dejó valiosas lecciones de vida que muchos podrían considerar como una guía hacia la felicidad o el éxito.

La vida de Steve Jobs ilustra sobre un estado mental, un hábito, una manera de entender la vida y los negocios, imprescindible para él, a la hora de conseguir el éxito, pero también la felicidad y plenitud en la vida. 

Existe una constante en el pensamiento de Steve Jobs: la conexión de puntos. Bien sea en un sentido innovador, combinándolos de formas que nadie había previsto antes —arte y tecnología, por ejemplo, o Internet y teléfono— o para revisionar el pasado.

Su famoso discurso de Stanford es claro en este aspecto: solo se puede conectar lo que ya existe. Las cosas solo pueden tener sentido mirando al pasado, sin embargo, construir, sea laboralmente o de forma personal, es mirar al futuro. 

Los momentos más bajos de Steve Jobs en la vida

En Apple, Steve Jobs fue fundador, líder, y genio, pero también tirano, mesías o humillado. Nadie hubiera creído que sería despedido al principio, nadie que volvería después de fundar Pixar después. Sin fe, sin creer en sí mismo, sin desapego, sin delegación en sus equipos, sin soltar, nada de esto habría sido posible. 

Durante su lucha contra el cáncer de páncreas, Steve Jobs empezó a hacerse preguntas poderosas: "¿Estoy viviendo la vida que quiero? ¿Estoy haciendo el trabajo qué deseo hacer?". Estos interrogantes, según él, permiten focalizar en lo esencial y descartar temores y orgullos.

Así, Steve Jobs enfatizaba que, para estar verdaderamente satisfecho, uno debe hacer lo que juzga qué es un trabajo grandioso. Y la única manera de hacerlo es amando lo que haces. La pasión y propósito en tu labor no solo impulsan la productividad, sino también el bienestar y felicidad general.

Un estado mental de confianza: saber dejarse llevar

Es este estado mental, el de poder dejar ir, el de confiar en que lo que se está haciendo va hacia algún sitio, y se ordenará, el hábito fundamental para Steve Jobs, la diferencia entre líder y jefe, la diferencia entre aquel que se rinde y el que perdura. Convertir la derrota en aprendizaje

Hablamos sí, de fe. Pero no en el sentido religioso ni de aquel carente de razonamiento lógico. La filosofía budista, que tanto impacto a Steve Jobs, podría llamarlo karma, en Japón habríamos de ikagai —o sentido de la vida—, en Occidente quizás de destino, intuición o escucharse a uno mismo.

Dejarse llevar, confiar en los procesos, creer en algo, es la clave que impulsó a Steve Jobs para poder ceder, mutar, cambiar y avanzar en su vida laboral, pero también una clave para la felicidad: cuando uno se escucha a sí mismo, y no afronta los cambios como oportunidades y lecciones la felicidad, y el éxito, son seguro, más asequibles.

Steve Jobs no solo dejó un legado en el mundo tecnológico, sino también lecciones valiosas sobre la vida y la búsqueda de la felicidad. En un mundo inundado de información y opciones, tal vez la clave esté, como decía Steve Jobs, en simplificar, centrarse en lo verdaderamente importante y vencer al miedo.