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Los jóvenes que crecen con un smartphone son más propensos a la ansiedad y la depresión, pero puede evitarse

Enrique Luque de Gregorio

Los jóvenes que crecen con un smartphone son más propensos a la ansiedad y la depresión, pero puede evitarse
  • ¿Hasta qué punto el uso precoz de los smartphones puede influir en la salud mental de los jóvenes?
  • Problemas como la ansiedad o la depresión, a edades tempranas, podrían estar vinculadas directamente con la tecnología. 

Da la impresión de que los niños hoy en día no llegan con un pan debajo del brazo, sino con un smartphone. No solo resulta algo natural para ellos, sino que no tardan en aprender a utilizarlo y sacarle todo el provecho desde edades muy tempranas. 

Algo que de primeras podría parecer normal y lógico en los tiempos que corren, pero que puede no ser tan inocente. Muchos expertos ya se lo han preguntado con antelación: ¿qué riesgos pueden llegar a tener las nuevas tecnologías entre los más jóvenes? 

En el caso concreto del smartphone, podría suponer un riesgo considerable para su salud mental y bienestar. Así al menos lo señala el psicólogo norteamericano Jonathan Haidt, cuyo nuevo libro ya ha despertado la polémica. 

El móvil y los más jóvenes 

Así es como las redes sociales benefician y perjudican a los adolescentes

En realidad, no hace falta jugar a ser futurólogo o adivino para identificar algunos de los problemas psicológicos de la sociedad actual. En especial aquellos que afectan a la gente más joven. Si se compara la situación de hoy en día con épocas anteriores, es fácil darse cuenta que algunos tipos de problemas mentales son muchísimo más frecuentes de lo que lo eran antes. 

Cualquier psicólogo puede confirmártelo: cada vez los clientes llegan a sus consultas con edades más precoces. De hecho, no es nada raro encontrarse con casos de chavales de corta edad que sufren episodios de ansiedad, depresión o incluso patologías más graves. Por no hablar de que, paradójicamente, cada vez más de ellos se sienten solos, en mitad de un mundo súper conectado. 

Esta complicada realidad es la que ha llevado al psicólogo estadounidense Jonathan Haidt a querer plantearse dónde está realmente el problema. ¿Qué ha cambiado para que la tradicional despreocupación y el desenfado de la niñez y la juventud haya sido convertido en todo tipo de trastornos de salud mental? Según él, existe un claro culpable: el smartphone. 

Así lo expone en su nuevo libro “The Anxious Generation”. El propio título del trabajo, que recoge sus conclusiones de más de una década de estudios ya supone toda una declaración de intenciones: “La generación ansiosa”. Atendiendo a los datos, el psicólogo no tiene duda de los perjudiciales que resultan las nuevas tecnologías, las redes sociales y los smartphones. 

Una generación en peligro psicológico

La opinión de Haidt no deja lugar a la duda: a partir del año 2000, el acceso a Internet, el uso de los teléfonos inteligentes y la velocidad de la información ha tenido un duro impacto en las nuevas generaciones de chavales, perjudicando su desarrollo social y su bienestar emocional. Y sí, está convencido de que son la causa de las muchas enfermedades mentales actuales. 

¿Cuál podría ser la solución? Para él, la cosa no resultaría complicada: no hay razones para demonizar la tecnología, ni para que los niños tengan un primer teléfono pronto, pero sí es recomendable que este no tenga conexión a Internet ni a según qué tipos de aplicaciones. Los resultados de ello, por desgracia, resultan cada vez más evidentes. 

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