Logo Computerhoy.com

El misterio de por qué no podemos hacernos cosquillas a nosotros mismos, desvelado por unos neurocientíficos

El misterio de por qué no podemos hacernos cosquillas a nosotros mismos, desvelado por unos neurocientíficos

Las cosquillas son una de las reacciones más extrañas de nuestro organismo. Y estamos comenzando a entender cómo funcionan.

Las cosquillas, esa reacción incontrolable que no afecta a todas las personas por igual, son un gran misterio. Los neurocientíficos creen saber por qué no podemos hacernos cosquillas a nosotros mismos.

La piel es el órgano más grande de nuestro organismo, y también es uniforme: tiene más o menos el mismo grosor en la mayor parte del cuerpo. Entonces, ¿por qué tenemos cosquillas en zonas concretas?

Las preguntas fluyen sin parar: ¿Por qué cada persona tiene cosquillas en zonas diferentes del cuerpo? Incluso existen personas que no sienten ningún hormigueo.

El misterio de las cosquillas

Al principio se pensaba que era una cuestión sensorial, de la piel. Pero entonces, ¿por qué no podemos hacernos cosquillas a nosotros mismos, aunque movamos los dedos exactamente en el mismo sitio y de la misma forma que otra persona, que sí nos produce esta sensación?

Las cosquillas parecen ser exclusivas de los mamíferos. Los perros, las ratas, los chimpancés, e incluso los delfines, las sienten.

Hacemos cosquillas a los demás, pero no funciona con nosotros mismos. Un truco: Si alguien te está haciendo cosquillas y quieres dejar de sentirlas, háztelas a tí mismo. La sensación desaparecerá.

Michael Brecht, neurocientífico de la universidad de Humboldt, en Alemania, explica en Ars Technica que aún no sabemos cómo funcionan las cosquillas, y por qué en unas zonas sí y en otras no, que además cambian con cada persona. Son preguntas que ya aparecían en los textos de Aristóteles, hace más de 2.000 años.

Michael Brecht y su equipo han estado estudiando las cosquillas con grupos de voluntarios. Y además de reírse mucho, han sacado conclusiones interesantes. 

Una persona tarda 300 milisegundos en reaccionar a un cosquilleo, y 500 milisegundos en vocalizarlo (gritar o reírse). Es mucho, ya que en otros estímulos, la voz aparece a los 320 milisegundos. El doctor Brecht cree que esto se debe a que es una sensación compleja que el cerebro tarda en procesar.

Otros datos interesantes es que las cosquillas desaparecen con el estrés, y entre desconocidos. Por tanto, no es una cuestión sensorial, sino cerebral.

El fundador de Microsoft, Bill Gates

Hasta ahora se pensaba que no podemos hacernos cosquillas a nosotros mismos porque las cosquillas tienen un elemento de sorpresa, que no existe si somos nosotros los que actuamos. Pero este neurocientífico alemán tiene otra teoría: cuando el cerebro detecta que somos nosotros los que nos hacemos cosquillas, se "desconecta".

Así lo explica: "Creemos que lo que ocurre es que el cerebro, cuando somos nosotros mismos, se desconecta. Si no fuera así, todos estaríamos constantemente haciéndonos cosquillas cada vez que nos rascamos una axila o nos tocamos los dedos de los pies".

Una explicación que parece bastante lógica para entender por qué no podemos hacernos cosquillas a nosotros mismos, ya que el cerebro está acostumbrado a desconectar ciertas alertas a menudo. Por ejemplo, si estamos hablamos dejamos de atender al ruido exterior, y si entramos en un sitio con mucho ruido, al poco tiempo nos acostumbramos, porque el cerebro no le hace caso.

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Computerhoy.

Etiquetas: Curiosidades, Familia