La idea de reemplazar el agua por leche en la cafetera puede resultar bastante jugosa para los amantes del café que buscan experimentar con nuevos sabores y texturas o simplemente ahorrarse algo de tiempo. 

Para explicarte por qué es una terrible idea, en primer lugar, es importante comprender cómo funciona una cafetera —italiana en este caso—. La mayoría de las cafeteras están diseñadas para calentar y filtrar el agua a través del café molido, extrayendo así los sabores y aromas de los granos. 

La leche, por otro lado, tiene una composición diferente más grasa y puede tener un gran y peligroso impacto en el proceso de extracción y funcionamiento de la cafetera aunque también puede influir en el sabor final del café y será bastante complicado limpiarla tras su uso.

Tal y como alerta la OCU, "la leche no responde como el agua ante las altas temperaturas, ya que contiene nata y minerales, que forman burbujas que hacen que la leche se desborde al hervir y que pueden atascar el conducto de salida hacia la parte superior, creando una sobrepresión. Con la leche, además, podría obturarse la válvula de seguridad y no funcionar correctamente para liberar ese exceso".

Existe una forma de añadir leche en tu cafetera de una forma más o menos segura

Según la OCU, si deseas hacer café con leche, puedes agregar la leche en el depósito superior de la cafetera para que se mezcle con el café caliente a medida que sale por la boquilla. 

En este caso, no hay problemas relacionados con la presión, pero es importante tener en cuenta la capacidad del depósito superior. Al llenarlo con leche, debes considerar que la cantidad total de líquido será la suma del volumen de agua en la parte inferior y la leche en el depósito superior, así que podría acabar desbordando.