He probado el Método Pomodoro para mejorar mi productividad y el resultado es terrible
- El Método Pomodoro se basa en la idea de dividir el trabajo en intervalos de tiempo cortos, generalmente 25 minutos, seguidos de un descanso de 5 o 10 minutos.
- Aunque esta técnica puede ser efectiva para algunas personas y ciertas tareas como estudiar, descubrí que no era adecuada para mí como periodista.
- ¿Quieres ser 100% productivo en tu trabajo? ChatGPT tiene algunas claves para ti.
Como periodista, mi vida profesional está marcada por la búsqueda de forma constante de la eficiencia y la gestión del tiempo. La necesidad de cumplir plazos, investigar y escribir me ha llevado a probar una variedad de técnicas de productividad, algunas de las cuales puedes verlas en otros artículos de Computer Hoy.
Es por eso que ahora es el turno de probar uno nuevo, y desde hace tiempo lleva rondando mi cabeza y viendo en otros medios la popularidad y la gran promesa de mejora de productividad del Método Pomodoro. Sin embargo, y, atención spoiler, después de un intento durante una semana de incorporarlo a mi rutina diaria, debo confesar que mi experiencia ha sido bastante decepcionante.
Pero no nos adelantemos y expliquemos primero en qué consiste este método, por si lo quieres poner en práctica.
El Método Pomodoro se ha convertido en un concepto bastante familiar para muchos en el mundo de la productividad. Se basa en la idea de dividir el trabajo en intervalos de tiempo cortos, generalmente 25 minutos, seguidos de un breve descanso de 5 o 10 minutos.
Estos períodos de tiempo se conocen como "pomodoros", y después de completar cuatro de ellos, puedes disfrutar de pausas de 15 a 30 minutos, siempre que hayas realizado los primeros cuatro intervalos de trabajo de manera consecutiva.
La historia de esta técnica se remonta a 1980 y su creador es Francesco Cirillo, un experto en consultoría y entrenador de negocios. La inspiración para su desarrollo surgió mientras estaba en la universidad y utilizaba un temporizador en forma de tomate para gestionar su tiempo.
En pocas palabras, la idea detrás de este enfoque es que estos cortos y enfocados períodos de trabajo pueden aumentar la productividad y la concentración. Aunque la técnica suena prometedora en teoría, mi experiencia práctica con ella ha sido bastante frustrante.
Mi experiencia con el Método Pomodoro: un intento fallido de intentar aumentar mi productividad
Cuando decidí el lunes comenzar mi experiencia con el Método Pomodoro, lo cierto es que la idea de trabajar en bloques de tiempo definidos y luego disfrutar de un pequeño descanso parecía el antídoto perfecto para la procrastinación y la falta de concentración. Sin embargo, fue comenzar y descubrir que no funciona con mi vida laboral en absoluto.
El problema principal que encontré con esta técnica es que 25 minutos es un período de tiempo muy corto para muchas de las tareas que realizo.
Como periodista, es muy común que de forma diaria necesite tiempo para la escritura de una nueva noticia —ya no hablemos de temas más complejos como los reportajes que requieren profundidad y detalle— investigarla, e incluso entrevistar a personas. En esos 25 minutos, apenas logro comenzar a escribir cualquier tema antes de que el cronómetro me indique que es momento de hacer una pausa.
Esto me ha dejado durante la semana con una sensación de trabajo a medias y un flujo de trabajo que rompía completamente con mi eficiencia y, en consecuencia, mi productividad al final del día.
Además, los descansos cortos de 5 o 10 minutos, en lugar de darme un respiro necesario, lo que han provocado es que acabe mirando mi móvil casi de forma obligada para "descansar". En lugar de aprovechar ese tiempo para relajarme, he revisado redes sociales o respondido mensajes de WhatsApp, lo que me distraía aún más, e incluso provocaban que me pasase del tiempo estimado.
Además, un aspecto clave que encontré ya en el segundo día, es que muchas veces estaba ansiosa por completar tareas antes de que se agotara el tiempo, lo que resultó en una peor calidad de trabajo y una sensación constante de estar corriendo contra el reloj. Al final me tocaba rehacer noticias o quitar el cronómetro de mi vista para poder hacer las cosas mínimamente bien.
Aunque esta técnica puede ser efectiva para algunas personas y ciertas tareas, descubrí que no era adecuada para mi estilo de trabajo. La clave para mejorar mi productividad radicaba en encontrar un enfoque que se adaptara a mis necesidades y mi flujo de trabajo específico.
Es cierto que seguramente el Método Pomodoro funcione para muchas personas, pero queda claro que es fundamental encontrar la técnica que se adapte a tu estilo y necesidades personales y no, no todas funcionan y no todas sirven para tu estilo de vida, personalidad o, como ves, profesión.
La verdad es que viéndolo ahora con perspectiva, quizá este método es más efectivo de cara a los estudiantes y una mejor calidad de aprendizaje de esos largos temas que tienen que preparar de cara a un futuro examen. Eso sí, con tiempo de antelación, porque si no, tampoco creo que sea demasiado efectivo.
Redactora de Tecnología
Redactora de Tecnología, especializada en inteligencia artificial y ciberseguridad.
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