Además de ser uno de los genios más brillantes en el ámbito de la tecnología y ser reconocido mundialmente por crear productos innovadores que cambiaron el mundo. Steve Jobs también era considerado como una persona con un carácter fuerte e impulsivo, a veces incluso mostrando rasgos de tiranía.

Sin embargo, su personalidad no se limitaba a esto. Jobs se enorgullecía de su gusto por la excentricidad y el minimalismo, así como de su obsesión por lo perfecto. Y un ejemplo de ello fue la historia de cuando tardó dos semanas en elegir una lavadora para su familia, ya que ningún modelo cumplía con los requisitos de diseño ni funcionalidad. 

No obstante, a pesar de su fama, pocos conocían un detalle curioso sobre Jobs: cambiaba de coche cada seis meses. Este hábito incluía su Porsche 911 descapotable de color negro, que renovaba regularmente. Inicialmente, las personas que trabajan con él pensaban que lo hacía en respuesta a cualquier daño o rasguño en la carrocería, pero la verdad era diferente.

La razón detrás de esta práctica peculiar era que Jobs odiaba las matrículas y las normativas de tráfico. Optaba por alquilar dos coches a lo largo del año, aprovechando una antigua ley de California que permitía circular sin matrícula durante los primeros seis meses desde la fecha de alta.

Aunque esta ley fue anulada en 2019, durante su vigencia, permitió a Jobs circular sin matrícula por todo el estado. De esta manera, se explica su hábito de estrenar un Porsche 911 descapotable cada seis meses, y años más tarde, un Mercedes-Benz SL 55 AMG.

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El Porsche que Steve Jobs no quiso regalar a su hija

A pesar de cambiar de coche dos veces por año, Steve Jobs, con su temperamento a veces agresivo, se negó a regalar a su hija uno de los vehículos que dejaba de usar semestralmente. Así lo relata Lisa Brennan-Jobs en sus memorias Small Fry, donde describe a su padre como una persona poco generosa.

Como cualquier hijo, anhelaba que su padre le regalara un coche, especialmente sabiendo que era uno de los hombres más ricos en aquel tiempo. Sin embargo, la desilusión llegó cuando Lisa le preguntó a Jobs: "¿Puedo quedarme con el Porsche cuando termines de usarlo?". La respuesta de Steve fue verdaderamente agresiva: "Por supuesto que no. No obtendrás nada de mí".

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Lo sorprendente es la acción que tomó el cofundador de Apple. En lugar de regalarle el coche a su propia hija, se lo entregó a un trabajador de la compañía, el vendedor Craig Elliot, por ser una de las personas que más unidades de Macintosh vendió en Estados Unidos.

Esto refleja una vez más el carácter de Steve Jobs y sus altibajos. Mientras que en algunos días mostraba humor y carisma, en otros exhibía arrogancia, comportándose como un verdadero tirano. Sin duda, era un hombre difícil de tratar, incluso con su propia familia, como lo evidencia su relación con Lisa Brennan-Jobs.