Enfrentarnos al eterno dilema de la búsqueda de la temperatura perfecta, tanto en nuestros hogares como en el trabajo no es sencillo. No se trata de un simple ajuste del termostato. Al contrario, existen multitud de factores que entran en juego. 

Desde nuestra edad y género hasta la estación del año y la estancia en la que nos encontramos, todos ellos son elementos esenciales en esta singular ecuación, más hoy con olas de calor continuas. ¿Cuál es la temperatura perfecta en el trabajo, el dormitorio o el salón?

Esta es la temperatura ideal de la nevera en verano

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en interiores, la temperatura ideal para individuos sanos y adecuadamente vestidos es de 18°C, mientras que para los más jóvenes, ancianos o enfermos, se sugiere una temperatura de 20°C.

Dentro del hogar, la Agencia Francesa de Gestión del Medioambiente y la Energía (ADEME), según recoge Zmescience,  indica que la temperatura ‘perfecta’ puede variar dependiendo de la estancia. Para el salón propone una temperatura de 19°C  aunque en el caso de que haya mayores, la temperatura ideal asciende a una entre 20-22°C.

Por otro lado, el dormitorio requiere condiciones diferentes. La ADEME recomienda que la temperatura no exceda los 17°C, con posibilidad de reducirla a 16°C con un buen edredón y un aislamiento adecuado, facilitando así el sueño.

La ley establece una temperatura entre 17 y 25 grados en centros de trabajo

En el entorno laboral, hallar la temperatura que satisfaga a todos resulta casi imposible. Sin embargo, la ley es clara: en el caso de aquellos locales donde se hagan trabajos sedentarios propios de oficinas, la temperatura deberá de estar comprendida entre los 17 y 25 °C. Aquellos donde se hagan trabajos ligeros el rango se establece en 14 y 25 °C.

También es importante considerar las diferencias entre hombres y mujeres en la comodidad térmica. Los científicos aluden a que por lo general el hombre suele producir más calor y, por tanto, preferir temperaturas más bajas que las mujeres.

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Para los más vulnerables, como ancianos y bebés, la temperatura interior adecuada es más que una cuestión de comodidad; es también una cuestión de salud. Para los ancianos se aconseja una temperatura mínima de 18°C. En el caso de los bebés, se sugiere una temperatura de entre 20°C a 22°C.

En definitiva, la temperatura ideal de una habitación depende en gran medida de la preferencia personal y la situación específica de cada individuo. Se trata de encontrar el equilibrio que permita un mayor confort, productividad y eficiencia energética.