Prácticamente las bolsas de plástico han dicho adiós en cualquier tienda o supermercado, y ahora se está apostando por las bolsas de papel, sin embargo, a pesar de ser más sostenibles, son menos duraderas, sobre todo cuando se mojan por la lluvia.

Por suerte, ahora un conjunto de investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania ha creado un proceso capaz de hacer más resistentes las bolsas de papel, incluso tras mojarse.

Para ello han inventado un proceso para hacer a las bolsas de papel más duraderas, capaces de reusarse e incluso después de mojarse, y pudiéndose descomponer en un futuro de forma química mediante un tratamiento alcalino para usarse también como fuente para la producción de biocombustibles.

Para este proceso, la celulosa del papel se tuesta en un ambiente privado de oxígeno para aumentar su resistencia a la tracción cuando hay humedad.

“La reutilización se rige principalmente por la resistencia de la bolsa, y es poco probable que una bolsa de papel típica se pueda reutilizar la cantidad necesaria de veces debido a su baja durabilidad al mojarse”, afirma el investigador principal Jaya Tripathi.

“El uso de procesos químicos costosos para mejorar la resistencia a la humedad disminuye las características ecológicas y rentables del papel para aplicaciones comerciales, por lo que es necesario explorar técnicas no químicas para aumentar la resistencia a la humedad de las bolsas de papel. La torrefacción podría ser la respuesta”, añade.

Lograron que la resistencia a la humedad de la bolsa aumentara hasta el 2233 %

No obstante, los investigadores lograron que la resistencia a la humedad de la bolsa aumentara en un caso hasta el 2233 % después de la torrefacción durante 40 minutos a distintas temperaturas.

“Estaba investigando otra cosa, estudiando cómo la torrefacción afecta la celulosa para el rendimiento de glucosa para su uso como sustrato de biocombustible. Pero me di cuenta de que la fuerza del papel aumentaba a medida que torrefactábamos la celulosa”, señala.

Sin embargo, la torrefacción redujo su utilidad como producto de bi combustible, pero el rendimiento de glucosa aumentó después de tratar muestras de papel torrefacto con una solución de hidróxido de sodio alcalino.

“Al cambiar a bolsas de compras de papel reutilizables y más fuertes, podríamos eliminar gran parte de ese desperdicio. Las implicaciones de una tecnología como la que demostramos en esta investigación, si se puede perfeccionar, incluido el uso de bolsas desgastadas como sustrato para la producción de biocombustibles, serían enormes”, añade.

“Cuando termina el uso principal de estos productos de papel, usarlos para fines secundarios los hace más sostenibles. Reciclar y reducir los desechos de papel también ayuda a reducir el total de desechos sólidos destinados a los vertederos. Este es un concepto que creemos que la sociedad debería considerar”, concluye.