Seguro que te ha pasado alguna vez. Compras una sartén, un cuchillo, unas tijeras de acero inoxidable, y al poco tiempo... se oxidan. La sensación de estafa es inevitable, pero quizá sea culpa tuya...

Lo que mucha gente no sabe es que el acero, así, a secas, se oxida. Y el acero inoxidable es... acero normal y corriente con una capa de protección.

Existen diferentes métodos para proteger el acero, según el uso que se le va a dar al utensilio. No es lo mismo un cuchillo o un fregadero que una farola, o el mascarón de un barco.

Llega a Lidl la colección de electrodomésticos de acero inoxidable a precio de escándalo

A veces para proteger el acero se usa pintura metálica, lubricante de acero, o metal galvanizado.

En el caso de los utensilios de cocina, normalmente se aplica una capa protectora de óxido de cromo, que se forma cuando el cromo se combina con el oxígeno.

Esta capa tiene la propiedad de que forma una película autorregeneradora. Es decir, si se rompe se puede regenerar sola cuando el cromo entra en contacto con el oxígeno del aire o el agua.

El problema surge cuando la ruptura de la capa de protección es muy grande, o no le da tiempo a regenerarse a tiempo, antes de que el acero sea atacado por un agente agresivo. Entonces es cuando se produce la oxidación del acero.

Cecotec Cecofry Advance Inoxdark

Esta freidora de aire tiene 3,5L de capacidad, suficiente para 3-4 raciones. Llega a 1500W de potencia y ocho modos de cocina preconfigurados.

Cómo evitarlo

Para mantener los utensilios de acero inoxidable siempre relucientes, la solución es sencilla: no romper la capa de protección de cromo.

Si rascas mucho con un estropajo al fregar, o usas lejía o un detergente muy agresivo, la capa de protección del acero inoxidable se romperá. Si el utensilio se moja, hay posibilidades de que se oxide. También si se somete al viento, al aire libre.

Existen muchos trucos de limpieza para el acero inoxidable. Se puede usar bicarbonato de sodio y vinagre, por ejemplo.

Para sacarle brilo y reparar los arañazos, pasar un algodón impregnado con aceite de oliva o pasta de dientes. Dejar un rato, y luego enjuaga.