¿Podría el meteorito más grande de la historia simplemente desaparecer? Si realmente existió, ¿por qué no se ha encontrado ni rastro de él? Este misterio de la astronomía tiene una fecha de origen realmente lejana: 1916. Fue entonces cuando, en teoría, un funcionario francés dio con un fragmento de lo que podría haber sido un hallazgo sin precedentes. 

Desde entonces, muchos científicos, profesionales y aficionados han intentado dar con el llamado meteorito de Chinguetti. Pero a pesar de todos los esfuerzos realizados, a día de hoy sigue sin saberse a ciencia cierta cuánto hay de cierto y cuánto de leyenda, por así decirlo, en torno a él. 

El misterioso meteorito de Chinguetti

Para remontarse a los orígenes de esta fascinante historia es necesario retroceder en el tiempo. En concreto hasta el año 1916. Fue entonces cuando el capitán Gaston Ripert, un oficial consular francés, afirmó haber sido guiado hasta la cima de una montaña de hierro por un líder local de la región de Chinguetti, en Mauritania, África.

Según se cree desde entonces, esta montaña no era otra cosa que la fuente de un meteorito que ha sido bautizado precisamente con ese mismo nombre. En teoría, en su aventura, Riper fue capaz de hacerse con un trozo de él. Una prueba que pesaba alrededor de 4.5 kilogramos, y que desde entonces ha generado más dudas que evidencias. 

Según él mismo expresó, el capitán Ripert describió haber encontrado agujas de metal en la montaña de hierro, que intentó sacar con golpes de su muestra de meteorito. Este detalle ha llevado a especulaciones sobre la posible existencia de estructuras dúctiles de níquel-hierro en la montaña.

Pero a pesar de ello, con el paso de los años se han llevado a cabo diversos estudios y expediciones para intentar localizar la montaña, sin éxito. O lo que viene a ser lo mismo, que hasta la fecha tanto esta como el origen exacto del meteorito continúan resultando un enigma. 

La búsqueda del meteorito perdido continúa

Pese a todos los impedimentos, en la actualidad los esfuerzos continúan por intentar localizar la prueba definitiva o bien de la existencia del meteorito más grande del que se tenga noticia, o bien demostrar que realmente tal cosa no existe. Para ello, los investigadores han utilizado tecnología digital para intentar acotar las áreas a las que Ripert podría haber sido llevado.

Al parecer, las dunas del desierto podrían ser las culpables del misterio, habiendo cubierto los restos de la montaña original y, por lo tanto, ocultando las evidencias del gigantesco meteorito. 

En este momento, los expertos tienen sus opiniones divididas. Dependiendo de a quién le preguntes, los argumentos varían entre quienes consideran que Ripert estaba en lo cierto, y es cuestión de tiempo que se demuestra lo verosímil de su historia, y quienes están convencidos de que solo se trata de una mentira. 

Mientras, el silencio del desierto continúa escondiendo el que, a día de hoy, sigue siendo uno de los grandes enigmas de la astronomía. Y no es descartable que continúa siendo así durante mucho tiempo.