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¿Eran los hongos los culpables de la muerte de los excavadores de la tumba de Tutankamón?

¿Eran los hongos los culpables de la muerte de los excavadores de la tumba de Tutankamón?

El misterio tras las muertes en el equipo del más famoso arqueólogo, Howard Carter, descubridor de la tumba de Tutankamón sigue vigente. Los científicos continúan intentando probar qué sucedió.

En 1922 tuvo lugar uno de los hallazgos arqueológicos que más impactó al mundo, uno de los que más perduraría en el tiempo, en la cultura, el cine, los relatos de terror, el esoterismo, el ideario colectivo: el descubrimiento de la tumba de Tutankamón. Y con ello, la maldición de la momia.

Hasta 20 personas, relacionadas entre sí con alguien que había visitado la tumba, comenzando con Lord Carnarvon y su perro, fallecieron en extrañas circunstancias. La mayoría de neumonía, pero también hubo suicidios, asesinatos y accidentes.

Templo Alejandro Magno

Howard Carter había sido enviado a Egipto con 17 años como dibujante para la Sociedad de Exploración Británica, edad cercana a la que el faraón momificado que le haría famoso murió miles de años antes. “Sí. Puedo ver maravillas”, dijo Carter unos años después, al encontrar un minúsculo agujero que daba a la cámara de Tutankamón.

Antes de eso, había tenido que conseguir el apoyo económico de Lord Carnarvon y ambos pelear por un permiso de excavación en el Valle de los Reyes. Allí se habían encontrado varias tumbas de faraones, pero todas saqueadas. Se consideraba una pérdida de tiempo.

El éxito llegó con el descubrimiento de un aguacero. Allí debajo estaba la tumba que buscaban. La tumba del faraón niño, aquel que había reinado sin pena ni gloria Egipto, pero se haría el más famoso de nuestro tiempo.  

Su padre, Akenatón, sin duda acaparó el pasado, cuando trató de implantar el monoteísmo que el niño rey revirtió. Tutankamón murió adolescente, se cree que de malaria o esclerosis, o incluso por conducir ebrio. Su máscara sería la más icónica y representativa de aquel periodo, miles de años después.

La maldición de las momias

Los periódicos de la época comenzaron una tradición que llegaría a nosotros con la trilogía de cine de La Momia: la maldición de las momias.

Si alguien tuvo que ver en el imaginario de esta leyenda maldita fue Arthur Conan Doyle, escritor de Sherlock Holmes. Fascinado por los acontecimientos, comenzó a hipotetizar con este concepto, lo que llevó a líneas de suposición en todos los periódicos de la época, cada vez más descabelladas. 

Se inventaron frases que prohibían la entrada en la propia tumba, se relacionaron muertes de familiares y conocidos que habían estado en contacto con los arqueólogos. Todo valía, era el documental de misterio conspiranoico de la época, el crimen mediático del momento, vendía y vendía periódicos.

Guerreros de Terracota

Hoy en día, los científicos han propuesto una nueva explicación, que no está probada, para la propia muerte de Lord Carnarvron, que padecía problemas de salud después de un accidente de tráfico en la juventud y otros afectados del equipo de Carter: los hongos. 

En un estudio de 2013 recogido por ScienceAlert, investigadores de la Universidad de Harvard estudiaron manchas marrones encontradas en las paredes de la tumba de Tutankamón, presentes cuando Carter —que murió mucho tiempo después del hallazgo a la edad de 60 años— abrió la tumba por primera vez. 

Sin embargo, aunque probaron la existencia de estos hongos, ya no estaban activos para ese momento. Si fueron o no la causa de la enfermedad y estaban detrás de “la maldición de las momias” no se pudo probar. Ahora bien, "como regla general —decía Holmes—, cuanto más extravagante es una cosa, menos misteriosa suele resultar”.

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Etiquetas: Viral, Curiosidades