A pesar de que creemos que podemos conocer a una persona en particular, es difícil detectar las mentiras, a no ser que contemos con algunas pistas muy claras sobre el hipotético engaño.

Durante décadas, se ha pensado que para detectar las mentiras de una persona hay que fijarse en una serie de señales reveladoras del engaño, como puede ser desviar la mirada mientras se cuenta la mentira o bien ofrecer detalles contradictorios.

Y si no tienes ningún polígrafo cerca y quieres descubrir si alguien te está mintiendo, te va a interesar este estudio publicado en la revista Nature Human Behavior donde afirma que básicamente hay que vigilar de cerca la cantidad de detalles que alguien comparte mientras dice una mentira.

“Se siente muy contradictorio escuchar solo lo que dice la gente y no prestar atención a todo tipo de otras señales como cuando alguien transmite su historia de manera convincente y emocional”, afirma Bruno Verschuere, profesor asociado de Psicología Forense en la Universidad de Amsterdam.

“Pero las personas que dicen la verdad pueden dar una rica descripción, porque realmente experimentaron el evento, mientras que aunque los mentirosos pueden dar detalles, esto aumenta el riesgo de ser atrapados”, añade.

Así fue el estudio y sus conclusiones

Para llegar a esta conclusión, los expertos de la Universidad de Maastricht, la Universidad de Tilburg y la Universidad de Ámsterdam, realizaron nueve pruebas a más de 1000 personas para examinar sus habilidades para detectar mentiras.

Así que mostraron a los participantes vídeos, declaraciones y transcripciones sobre un escenario que se estaba contando.

En la primera parte de la prueba, 39 participantes se enfrentaron a declaraciones, tanto verdaderas como falsas, que describían una actividad de los estudiantes.

Luego los participantes tenían que calificar cada una de las declaraciones en una escala que iba desde “totalmente mentira” a “totalmente cierto”, examinando los detalles de cada una de las declaraciones.

En estos experimentos enseñaron a todos estos participantes que buscaran posibles pistas de engaño y para que se centraran en los comportamientos.

Así que llegaron a la conclusión de que confiar en una sola buena pista para detectar mentiras era mucho mejor que tratar de captar un puñado de pistas.

Sin embargo, los resultados del estudio vienen a decir que detectar una mentira era tremendamente difícil, ya que los participantes tenían una tasa de precisión del 59 al 79 %.

“Las personas pueden no ser necesariamente malos detectores de mentiras. Cuando se juzgan afirmaciones ricas sobre un evento pasado, el detalle proporciona un indicador de verdad fácilmente evaluable”, escribieron en su estudio.