Una predicción alarmante ha salido a la luz: para 2050, la mitad de la población mundial necesitará gafas para ver objetos distantes debido a la miopía. Esta condición, donde el ojo crece demasiado largo y causa que la luz se enfoque delante de la retina, está en aumento, y las razones son tanto genéticas como ambientales.

La miopía es la realidad de muchas personas, y según las proyecciones, se convertirá en la norma para muchos más en el futuro. Según un reciente artículo de National Geographic, la prevalencia de esta enfermedad ha pasado del 25% en la década de 1970 al 42% en 2017 y se prevé que en 2050 esta tasa ya esté en la mitad de la población.

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El dato es preocupante, no solo por la necesidad de corrección óptica, sino porque un ojo con miopía severa corre mayores riesgos de problemas graves en el futuro, como el desprendimiento de retina y el glaucoma.

Los niños se estarían volviendo miopes a ritmos más rápidos de lo que hemos visto jamás. ¿Qué está causando este aumento? Una de las teorías principales, apoyada por varios estudios, es la falta de tiempo al aire libre. La luz brillante al aire libre podría liberar más dopamina, una sustancia que inhibe el crecimiento excesivo del ojo.

La miopía ya crecía antes del uso masivo del smartphone

Aunque algunos podrían señalar rápidamente a la era digital y a nuestras pantallas como culpables, la realidad es más compleja. Las tasas de miopía ya estaban en aumento antes de la aparición del primer smartphone. Sin embargo, no se descarta que el trabajo cercano, como la lectura y el tiempo frente a la pantalla, pueda influir.

Afortunadamente, hay esperanza en el horizonte. Investigaciones recientes están explorando tratamientos que podrían ralentizar el progreso de la miopía.

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Desde lentes de contacto especiales hasta gotas oftálmicas con bajas concentraciones de atropina, la ciencia está buscando maneras de frenar el rápido avance de la miopía.

Como sociedad, es esencial prestar atención a este fenómeno, buscar formas de combatirlo y proteger la salud visual de las generaciones futuras. El compromiso con la ciencia y la conciencia pública será fundamental para afrontar este reto.